Observada

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Pasaron los otros cuatro días, y ya me encontraba en el baño, en frente del espejo de mi habitación mirando cómo me quedaba la ropa. Me decidí por llevar unos vaqueros largos junto con una camisa negra muy de vestir y unos botines con tacón.

Me fui al baño y peine mi pelo y lo dejé suelto, luego me hice la raya de los ojos, y cogí mis gafas para poder conducir. Hacía poco tuve que ir al oculista por que no veía bien de lejos. Me dijeron que tenía un poco de miopía y tuvieron que ponerme gafas. La verdad es que me quedaban muy bien, eran unas Ray-Ban de color negro y de forma básicamente, cuadrada. Las de moda, vamos. Cogí la maleta y cerré mi casa para dirigirme al coche.

Llegué al aeropuerto en una media hora y fui a facturar mi maleta. Luego me dijeron que tenía que pasar por un control y, al hacerlo, supe que quedaba menos.

Caminé hacia la puerta de embarque, aunque no había llegado el avión aún, y me senté en una de las sillas, esperando a la llamada que cambiaría mi vida por completo.

Estuve un buen rato sientiéndome observada por alguien. Cuando pasaron cinco minutos de incomodidad, alcé la vista, pero nadie me miraba. Entonces fui yo la que observé a las pocas personas que se encontraban allí.

Había un hombre con dos niñas pequeñas, sus hijas, supuse. Luego había una pareja de ancianos. Observé un rato y no vi nada. Volví a centrarme en mi móvil y volví a sentir que alguien me observaba. Volví a levantar la vista y vi, esta vez, a una persona, no sabía si hombre o mujer, sentada a tres filas de distancia, encarada hacia mi, con un periódico en sus manos.

Sospechoso encontrado. Sus ojos se asomaron por la parte superior del periódico. Ahí supe que era un hombre. Sus ojos marrones denotaban cansancio, y una edad de unos treinta y algo. No tenía más de treinta y cinco, eso seguro. Volvió a esconderse y yo reí. Mientras volvía a centrarme en mi móvil.

Algo se movió al lado mía. Yo sólo me digne a desplazar mi mirada desde mi móvil, hasta unas piernas que vestían unos pantalones vaqueros oscuros. La alcé y vi a un hombre, con la cabeza escondida entre las hojas de un periódico. Era de suponer que él no entablaría una conversación conmigo, así que, fuera para bien o para mal, decidí romper el hielo.

- Hmm... ¿Hola? - dije inclinando mi cabeza.

No dijo nada. Por eso pose mi mano encima del periódico y lo bajé. Entonces me miró. Ojos marrones, pelo algo largo de color castaño oscuro, labios gruesos...

Iba a decir algo cuando yo me levanté sin coger nada de lo que había allí, y me dirigí al baño. Después de asegurarme de que estaba sola, mojé mi cara con cuidado y desbloqueé la pantalla de mi móvil. Observé mi fondo, donde aparecía un hombre con los mismos rasgos del hombre que se había sentado a mi lado. Matthew Gray Gubler. ¿Qué hacía él en Madrid?

Salí decidida, actuando como si no hubiera pasado nada, y volví a sentarme al lado del que yo creía que era Matthew.

- Hola - dijo él sonriendo.

- Hola - sonreí - de nuevo.

- Sí - rió - soy Matthew - me estiró la mano.

- Alice - se la estreché y decidí hablar un poco más de la cuenta - ¿Qué te trae por Madrid?

- ¿Eh? Bueno... Me gusta viajar.

Asentí mientras sonreía. "Con el dinero que tienes, no me extraña que te guste viajar" pensé. No sabía mucho que decirle, pero por suerte, él habló.

- ¿Y tú que harás en Estados Unidos? - sonrió.

- Trabajar. Quiero entrar en el FBI, dentro de la Unidad de Análisis de Conducta - dije orgullosa de mí misma.

- Necesitarás mucha suerte, es difícil entrar, necesitas un coeficiente intelectual bastante alto.

Entonces se me ocurrió como hacerle pensar que sabía quién era, por mucho que lo disimulara como una verdadera actriz.

- Bueno, puede que no tenga un coeficiente intelectual de 187, ni memoria fotográfica, pero sé que si lo intento, podré entrar, doctor Reid.

Matthew se quedó de piedra al notar que le conocía, y que le había visto más de una vez. Luego empezó a reírse y me miró otra vez.

- Siento reírme, pero no había notado que sabías quien era.

Entonces fui yo quien se rió. Pero mi felicidad duró hasta que llamaron para embarcar.
Lo disimulé para que no pareciera una fan loca de esas.

- ¿Que asiento tienes dentro del avión?

- El... - dije mirando mi billete - diecinueve A.

- Vaya, que casualidad, el mío es el diecinueve B.

Sonreí para mis adentros, estaría con el las próximas doce horas. Al lado de uno de mis actores favoritos.

- Me alegro de que sea así - dijo él mirando todavía su billete - tu compañía es muy agradable.

Sonreí de nuevo, pero esta vez él me vio y sonrió conmigo. Nos levantamos e hicimos cola para poder entrar en el avión.

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Bueeeno... He de reconocer que este ha salido algo más largo, pero no mucho.

Matt!! *-* ¿Porqué tendrá que ser tan asfgaffag? :3

Espero que os haya gustado, hasta el próximo capítulo!!

Sorpresas en Virgina (Matthew Gray Gubler fanfiction) [Wattys 2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora