Despedida

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Antes de nada, este capítulo contiene material... Ejem... Fuerte, aunque no demasiado, no soy buena para esas cosas, no suelo entrar en detalle. (Pero por si acaso jeje)

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Pasaron unos meses, debieron ser tres, ya que hacía unos días Matt quiso celebrar que habían pasado tres meses de que estuviéramos juntos. Yo tan siquiera recordaba qué día era, estaba muy preocupada por mi abuelo y eso me quitaba prácticamente todo el espacio de mi cerebro.

Había decidido irme al siguiente mes, para poder estar con él y verle. Teóricamente vivían en España, pero por alguna razón quisieron volver a Memphis. Lo que aún no había decidido era cómo decírselo a Matt. Estaba segura de que querría acompañarme, y yo no quería que lo hiciera. No quería que me viera peor de lo que estaba.

Por alguna extraña razón, al día siguiente de haberme decidido, tuve un buen día. Arthur me dió cuatro meses libres, ya que le conté lo ocurrido, y Matt estaba casi demasiado cariñoso conmigo. Creo que estar con él era estar siempre de buen humor. Había conseguido, en todo ese tiempo, que pensara que todo iba bien y olvidar que mi única figura paterna estaba a punto de morir.

La mañana del día siguiente dormía plácidamente, soñando con cosas, digamos bonitas, cuando un peso de más me despertó sobresaltándome.

- Es hora de despertarse - dijo Matt divertido - cariño, haz caso a tu novio y dale un beso de buenos días.

- De acuerdo.

Me giré -tirando a Matt a un lado de la cama - y le di un beso a la almohada. Matt me miró haciendo un puchero y cruzándose de brazos estando tumbado. Me reí al verle y escondí parte de mi rostro detrás de la sábana que me cubría todo el cuerpo, como si fuera una niña tímida de ocho años.

Luego me destapé mientras me mordía el labio y puse mis piernas a los lados de Matt, poniéndome encima, a lo que él respondió incorporándose para sentarse y estar a mi altura.

Le dí un beso y él lo correspondió. Pero algo más apasionadamente. No era el típico beso mañanero de tres segundos, era más bien ese beso de "quedémonos en la cama y escondámonos entre las sábanas".

Matt siguió besándome mientras posaba sus manos en mis espalda y bajaba hasta la parte inferior de mi camiseta y la agarraba. Yo me aferré a él, moviendo ligeramente toda mi cintura, haciendo que él gruñera por el contacto que hubo entre nosotros.

Matt me quitó finalmente la camisa y me dejó a pecho descubierto, ya que iba en pijama y, por lo tanto, no llevaba sujetador. Yo también le quité la camisa y la lancé a algún rincón de la habitación.

- ¿Te he dicho alguna vez que estas jodidamente bueno? - dije separándome un momento de él para coger aire.

- No en estas circunstancias - dijo sonriendo - pero gracias, puedo decir que tú también lo estás.

Volvió a besarme y se deshizo de toda la ropa que quedaba de por medio, incluida la suya, para luego tumbarse encima de mí. Pude verle los ojos, tenían un toque de oscuridad, diciendo a gritos que quería hacerme completamente suya.

- Dios, mírate... - dijo mordiéndose el labio. Cosa que me gustó - estás hecha toda una diosa...

Sonreí y se acercó a mi para volver a besarme de la misma manera que al principio, solo que esta vez, sentí algo dentro de mi, que me empujaba y excitaba cada vez más. Por cada embestida que él daba, salía un gruñido de su boca. Y de la mía, un gemido ahogado en un beso largo y lleno de ansias. Su lengua recorría cada rincón de mi boca y la mía hacía lo mismo en la suya, pero era como si ambas conocieran bien el lugar donde estaban, y no me extrañaba. No era la vez que hacíamos eso, ni la primera vez que sudábamos uno encima del otro, disfrutando de un momento único, repleto de pasión, calor y añoranza por parte de nuestros cuerpos.

Cuando al fin llegamos a nuestro momento, los dos terminamos con un gemido bastante sonoro - aunque lo de Matt se podía considerar más un fuerte gruñido - y se tiró a un lado para tumbarse, poniendo sus manos detrás de su cabeza y mirar al techo.

- ¿Crees que duraremos tiempo juntos? - preguntó para después suspirar.

- Claro - le miré - o eso quiero pensar... ¿A qué viene esa pregunta?

- No lo sé - dijo poniendo sus brazos a un lado de su cuerpo y con una mano cogiendo la mía - es solo que, no sé que haría sin ti... Quiero decir, ahora mismo eres lo más importante de mi vida y no quiero perderte.

- ¿Ahora mismo? - dije frunciendo el ceño. Creo que sabía a que se refería.

- No te asustes - dijo mirándome - pero siempre he soñado con ser padre, y he esperado a la persona idónea para ello. Y puedes llamarme loco... Pero creo que esa persona eres tú, Alice.

- Estás loco - dije sonriendo - pero me alegra que pienses eso. Tal vez algún día tu sueño se haga realidad.

Le apreté fuertemente la mano y miré al techo. No podía decirle a Matt que debía irme, pero he de suponer que lo entendería. Es más, debía saber que lo entendería. Así que cogí aire y me cargué de toda la valentía que pude.

- Matt - le llamé. Un ruido del cojín afirmó que Matt había movido la cabeza para mirarme. En cambio yo mantuve la vista al frente.

- Dime - contestó.

- El mes que viene me iré a Memphis - solté sin más.

- ¿Irás? - dijo algo confundido - ¿Solamente tú? - asentí con la cabeza - Debería ir contigo...

- El avión está completo - dije después de un suspiro.

 - ¿Porqué no me lo habías dicho antes?  

- Yo... - suspiré - cuando esté allí, no voy a estar bien. No quiero que me veas de esa forma...

- Está bien... - dijo - si prometes llamarme todos y cada uno de los días en los que estés. Echaré de menos muchas cosas tuyas, pero a tu voz no la perderé.

Sonreí e hice la croqueta hacia él para apoyarme en su pecho desnudo. Él me acarició la espalda, que era algo que me relajaba mucho.

- ¿Tienes hambre? - preguntó de la nada.

- Casi demasiada - contesté riendo un poco.

- Vamos, te prepararé el desayuno - se sentó a un lado de la cama.

- Creía que ya te había desayunado a ti - sonreí pícara.

[...]

Había pasado ya el mes y me encontraba en el aeropuerto acompañada de todo el mundo. Todos me abrazaron fuertemente y se fueron, dejándonos a Matt y a mi solos.

- ¿Seguro que quieres irte sola? - me preguntó cogiéndome de los hombros - aún estoy a tiempo de...

- Sí - le interrumpí sonriente - no te preocupes por mí, cielo.

- Te voy a echar mucho de menos - se le empezaron a empañar los ojos de lágrimas y me abrazó muy fuerte, escondiendo su cabeza en mi cuello.

- Tranquilo - le acaricié el pelo - estaré aquí antes de que te des cuenta.

Él asintió con la cabeza justo cuando anunciaron la salida de mi vuelo. Sonrió de lado y se acercó para darme un gran beso de despedida. ¿Cómo sería el de vuelta?

Me despedí con la mano y entré en la zona de los controles. Una vez lo hice, me puse a la fila para embarcar. Un chico muy majo y guapo se sentó conmigo en el avión. Era muy amable conmigo y, a pesar de que parecía estar tirándome los tejos, decidí no darle importancia y hablar con él durante todo el viaje.

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Bueno, aquí uno nuevo. (Parte hot muy - casi demasiado - normalita, pero bueeno).

Espero que os haya gustado y... ¡Un beso enorme! Nos leemos.

Sorpresas en Virgina (Matthew Gray Gubler fanfiction) [Wattys 2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora