Plan de escape

179 16 1
                                    

Entré en el coche aún sintiendo el cañón de la pistola apuntándome y cerré la puerta después de que Sam se sentara en la zona del piloto con una sonrisa perturbadora en su rostro. Encendió el motor del coche y condujo en alguna dirección.

Fijé mi mirada en la ventana pensando en algún plan para escapar de Sam y fijarme bien por dónde nos dirigíamos. Mi mirada estaba concentrada en una casa con tres luces encendidas cuando, aún con el coche en movimiento, sentí una mano recorrer mi pierna izquierda por encima de mi rodilla. En un acto reflejo, la moví bruscamente y le miré amenazante.

- No me toques - le dije.

Sam soltó un gruñido, se dio la vuelta desviando la mirada de la carretera y me dió un golpe en la sien con la culata de la pistola, dejándome inconsciente.

Me desperté despues de no sabía cuanto tiempo en una habitación oscura. No tenía ni la más mínima idea de dónde me encontraba. Tenía las manos y los pies atados a la cama, me di cuenta cuando traté de levantarme. Estando en esa situación, recordé la última vez que Sam me dejó así, encerrada y atada, y el miedo empezó a carcomerme el cuerpo. Respiré hondo varias veces para calmarme y me dije que esa vez saldría ilesa.

Escuché una puerta abrirse a mi derecha y cerré los ojos para aparentar seguir insconsciente. Los pasos de Sam cada vez se escuchaban más cerca, hasta que se pararon delante de la cama y se sentó. Acarició de nuevo mi pierna con suavidad, intenté mantener la calma pero moví la pierna inconscientemente.

- Sabía que estarías despierta - dijo con una voz... ¿Divertida?

La luz se encendió y miré a Sam. Su sonrisa seguía siendo igual de perturbadora que antes, pero no iba a asustarme. Llevaba un cuchillo en la mano y me lo enseñó. Aquello me revolvió ligeramente el estómago, pero en vez de usarlo contra mí, lo usó a mi favor: cortando las cuerdas que me ataban a la cama.

- Ni se te ocurra hacer que me arrepienta de esto - dijo serio, a lo que negué de inmediato con la cabeza.

- Sam - dije cuando empezó a levantarse de la cama - deja que llame a Matt.

- ¿Estás loca? - frunció el ceño - ¿Para qué iba a dejarte llamar, para que le digas que te he secuestrado?

- No - me puse seria yo también - para que sepa que estoy bien y no sospeche nada.

Sam me miró entrecerrando los ojos y salió de la habitación. Al poco tiempo volvió con mi móvil, me levanté y me lo entregó, no sin antes avisarme de que él estaría allí para escuchar lo que decía. Asentí y sonreí para mí misma. Mi plan de escape empezaba en ese momento. Marqué el número de Matt y esperé a que contestara mientras activaba el altavoz. Uno, dos, tres pitidos...

- ¿Alice? - contestó.

- Hola Matt - sonreí inconscientemente.

- Estaba preocupado, cielo. ¿Dónde estás? - Sam se puso tenso.

- Por eso mismo te llamaba - soné tranquila -. Me he encontrado con Samantha, una amiga. No creo que venga hoy a casa. Avisa a mi tía.

- Oh... Vale - dijo extrañado -. Hablamos luego, pues. Te quiero.

- Hasta luego, yo también te quiero.

Colgué la llamada y miré a Sam, que me miraba con una mano apoyada en su barbilla, expectante. Tiré el móvil en la cama y alcé una ceja mirándole directamente a los ojos.

- ¿Contento?

Narra Matthew

Colgué el teléfono y suspiré algo aliviado al saber que Alice estaba bien. Hacía cerca de tres horas que no aparecía y me empecé a preocupar. Me levanté del sofá para dirigirme a la cocina, donde se encontraba su tía haciendo la cena. Me miró con una sonrisa sincera y dejé que el olor a carne asada con verduras entrara en mis fosas nasales.

- ¿Querías algo? - me preguntó.

- Sí - me rasqué la nuca nervioso -. Quería avisarte de que Alice no vendrá hoy. Dice que se ha encontrado a una amiga y supongo que pasará la noche con ella.

- ¿Con una amiga? - preguntó frunciendo el ceño mientras cortaba una cebolla -. Al no tiene amigos aquí.

- ¿No puede ser alguna amiga de España? - dije empezándome a preocupar.

- Nunca tuvieron el dinero necesario para viajar tan lejos - levantó la mirada -. ¿Cómo te dijo que se llamaba su amiga?

- Samantha - le contesté.

Se quedó un rato callada, como intentando analizar la información que acababa de darle. Después de unos minutos, el cuchillo se le resbaló de las manos y abrió los ojos como si hubiera visto un fantasma. Cosa que incrementó mi preocupación.

- ¿Qué ocurre? - dije finalmente.

- Samantha... No es una mujer - dijo llevándose las manos a la cabeza -. Es Sam. Se la ha llevado con él.

Mi alma se fue al suelo al escucharla. Enterarme de aquello dolía, volvía a estar cerca de perderla. Lo único que me relajaba ligeramente era que sabía que Alice era lista. Era lista y sabría manejar las situaciones que se le presentaran. Sin darme cuenta, una lágrima resbaló sobre mi mejilla y miré a su tía.

- ¿Sabes dónde puede estar? - le pregunté con la voz algo quebrada.

- Hace tiempo la familia de Sam vivía en una casa a diez kilómetros de aquí... Pero debe estar abandonada - dijo sin esperanza.

Después de consolarla un poco, le insistí en que me diera la dirección y cogí las llaves de su coche. Entré, introduje la dirección en el GPS instalado en el coche y arranqué el motor. Iba a ir a por Alice.

Narra Alice

Me senté en la cama esperando que Matt hubiera entendido la referencia del nombre que mencioné. Sam estaba en algún lado de la casa y yo encerrada en la habitación. Dí un par de vueltas para ver si podía salir de ahí de alguna forma humanamente posible, pero, por desgracia, no encontré ninguna manera de hacerlo.

Sam abrió la puerta y me dijo que le acompañara, mientras me apuntaba con el arma de nuevo. Me condujo hasta la cocina, donde había un vaso de agua y un plato con comida. Me obligó a comer y beber, sin que supiera realmente si había algún tipo de droga o veneno. Sabía que en el fondo quería matarme, no estar conmigo.

El sonido de las ruedas de un coche llamó la atención de Sam, poniéndolo nervioso. Yo hice como si no hubiera escuchado nada y, a pesar de insistirme incluso con el arma apuntando hacia mi cabeza, le dije que yo no había oído absolutamente nada. Pero lo único que conseguí fue que me levantara de golpe y colocara un brazo alrededor de mi cuello y el cañon de la pistola pegada a mi sien.

- Hay alguien en la puerta - dijo pegándome más a él a causa de sus nervios y de la nada me giró encarándolo - ¿A QUIÉN LE HAS DICHO QUE ESTÁS AQUÍ?

- Yo no le he dicho nada a nadie, Sam - le contesté.

- ¿TE CREES QUE SOY IDIOTA, ALICE? - apretó el cañón de la pistola en el mismo sitio, lo que provocó que cerrara los ojos -. Me he hartado de tus jueguecitos, zorra.

Iba a apretar el gatillo... Iba a apretarlo. Respiré profundamente repetidas veces sabiendo que se acercaba el fin. "Matt, te quiero..." susurré mientras las lágrimas corrían sin descanso por mis mejillas. Entonces se escuchó el sonido de un disparo muy cerca, lo que provocó que cerrara los ojos con más fuerza.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡Hola de nuevo! ¡Ya estamos cerca del final!

¿Qué os parece que habrá pasado?

¡Un beso geniuses, y gracias por seguir esta aventura!


Sorpresas en Virgina (Matthew Gray Gubler fanfiction) [Wattys 2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora