Capítulo 12 | Propuesta

86 10 0
                                    

Jamás creí que en un apocalipsis se podría encontrar tanta paz, quiero decir, el ver a mi abuela y Nisha reír mientras compartían un lindo momento comiendo los deliciosos postres que ha preparado Yaya... es algo que me gustaría ver más a menudo, y no solo por el simple hecho de que mi abuela siga conmigo, sino más bien porque... Nisha se ve más hermosa cuando sonríe de esa manera mientras sus mejillas se teñían de un rosado suave y tierno. Mis propios pensamientos me hicieron sonreír, cerré los ojos para calmarme y no pensar de más en esa castaña frente a mí, bebí de mi vaso con agua y me concentré en otras cosas.

Nisha es en verdad una mujer espléndida, es fuerte y empática, me ayudó a tomar una decisión, que ahora me alegra demasiado haberla tomado, en lugar de hacerle caso a mis miedos y terminar viviendo en el arrepentimiento. Eso es algo que agradezco y que tendré en mente siempre.

-¿Quieres más, cariño? -pregunta Yaya a Nisha.

-Gracias, Yaya, pero me he llenado luego de este quinto pedazo -ríe suavemente al igual que mi abuela-. Estuvo delicioso, Kyle tenía razón sobre sus postres.

-¡Kyle! ¿Está con ustedes? ¿Por qué no ha venido? -pregunta mi abuela posando su mirada de reproche en mí.

-No quería arriesgarlos a todos al venir aquí y mucho menos a ti, Yaya, un grupo grande atraería la atención de esas cosas. Así que ellos fueron a buscar recursos y suministros, nos reuniremos con ellos mañana -comenté-. Y por supuesto, quiero que vengas con nosotros.

-¿Yo? Pero... cielo, soy una persona mayor, no creo que les ayude tenerme en su grupo -menciona con un brillo de simpatía y tristeza, apoyé mi mano sobre la suya en la mesa.

-Eres mi abuela, Yaya... No pienso dejarte aquí, en cuanto sepamos de un lugar seguro, iremos allí a vivir como antes -respondí con firmeza. Ella me sonríe tiernamente y apoya su otra mano sobre las nuestras.

-Antes de cortarse las radios y otros artefactos, se mencionó un refugio a las afueras de la ciudad, hacia el este. Aún no es cien por ciento a prueba de esas cosas, pero está muy bien resguardada por todos los militares del país -menciona para nuestra sorpresa-. Para llegar es necesario cruzar el bosque, seguir siempre al este hasta ver este símbolo y seguirlos.

Ella saca de su bolsillo un papel doblado, al extenderlos nos muestra dicho símbolo, Nisha y yo nos miramos unos segundos antes de volver la vista al papel. Yaya me lo entrega y sonríe ampliamente.

-Mejor guárdalo tú, al ser tan vieja se me puede olvidar dónde lo puse o no darme cuenta si se me ha caído en el camino -menciona ella.

-Está bien... Lo guardaré -respondí volviendo a doblar el papel.

-Bien, es momento de ir a descansar, mañana nos espera un largo día -dice Yaya levantándose del asiento-. Pero si no lo hacen, no se preocupen, no se escucha nada hasta mi habitación.

-¡Yaya! -cubrí mi rostro que comenzaba a enrojecer, pero miré de reojo a Nisha, quien igualmente estaba roja hasta las orejas, sin embargo, también me mira de reojo con un leve brillo en ellos que me distrajo un segundo.

-¿De qué se avergüenzan? Son jóvenes y no sabemos cuánto tiempo les queda, aprovechen y disfruten. Con tu abuelo no hizo falta un apocalipsis para que nosotros...

-Yaya... no quiero saber en verdad -cubrí nuevamente mi rostro pero entonces sentí un golpe tras la cabeza-. ¡Auch!

-Niño grosero, no se interrumpe a tus mayores, menos a mí -me mira con enfado, aparté la vista mientras me sobaba la cabeza.

-Bien. Lo siento -respondí.

-Está mejor -Yaya me abraza con calidez-. Adiós, Adler... y Nisha, fue un placer conocerte.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora