Capítulo 1

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Eran las ocho de la mañana del día viernes y Yeji ya estaba lista para salir de su departamento para dirigirse a una importante entrevista de trabajo.

Hace meses que se presentaba a entrevistas, pero no lograba conseguir ninguno de los puestos a los que había postulado.

Esperaba y confiada en que hoy su suerte cambiaría.

Se miraba en el espejo para darse los últimos retoques al maquillaje antes de salir.

Salió de su dormitorio y fue al de su amiga Lia o Liayah como le gustaba decirle an ella a veces.

—Lia, ¿estás despierta?—preguntó a su amiga, la cual seguía en su cama, tapada hasta la cabeza.

—Ahora sí Ye—dijo Lia, sacando solo los ojos fuera de su escondite.

—Disculpa amiga. Quiero que me prestes tus zapatos negros, esos que tienen un tacón altísimo. Creo que esta falda se verá mejor si llevo esos zapatos.

—Claro amiga, llévatelos ¿A qué hora es tu entrevista de trabajo?

—A las nueve. Voy a ir caminado, solo me queda a diez cuadras.

—¿Crees que podrás caminar diez cuadras con esos tacones?

—Creo que sí, pero me llevaré un par de sandalias bajas, por si no aguanto los pies.

Yeji entró en el armario de su amiga, que era casi la mitad del cuarto de ella, sacó los zapatos y se los calzó.

—Te ves divina. Creo que hoy sí conseguirás el trabajo.

—Eso espero amiga. Si me va mal en esta entrevista, creo que volveré al campo con mi familia. Esta ciudad no me quiere.

—No digas eso. Sabes que te puedes quedar aquí todo el tiempo que quieras. Si no es este trabajo, será otro. No desesperes amiga.

—Claro que me desespero Lia. El dinero me alcanza solo hasta el próximo mes, no quiero vivir de tu misericordia.

—Sabes que para mí no es problema. Si te demoras un mes más o uno menos en encontrar trabajo, yo no te voy a echar de esta casa.

—Gracias amiga. Espero que esta vez todo salga bien.

—Yo creo que hoy será tu día. Ya verás cómo te los echas al bolsillo.

—Bien, ahora me voy. No me gustaría llegar tarde a la entrevista.

—Ve con cuidado ¿Llevas el gas pimienta?

—Sí mamá, lo llevo en el bolso—contestó Yeji irónicamente.

—Llévalo en la mano, guardado en el bolso no sirve de nada.

—No te preocupes Lia, nada me pasará, solo son un par de cuadras.

—Nunca se sabe Yeji, vas sola y me preocupa que...

—Ya Lia, tú sabes que sé defenderme. Así es que quédate tranquila y ahora me voy. Deséame suerte.

Lia se incorporó en su cama y saltó para abrazar a su amiga, deseándole lo mejor para su entrevista.







Yeji salió a la calle y comenzó a andar las diez cuadras que la separaban de su entrevista.

Ella iba rogando que, esta vez, todo saliera bien y poder conseguir este trabajo.

Si bien su amiga Lia le había dicho que, si no conseguía el trabajo, podía seguir viviendo con ella en el departamento, Yeji había decidido que, si no lograba este empleo, volvería al campo con su familia.



SWEET YEJI - Ryeji Donde viven las historias. Descúbrelo ahora