Capítulo 29

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Cuando Ryujin entró en la habitación encontró a Yeji plácidamente dormida producto de la anestesia y de los calmantes que le estaban administrando.

Tenía el brazo izquierdo sobre su pecho en un cabestrillo.

Se acercó hasta la ojimiel y le acarició el rostro que ya empezaba a evidenciar los morados y las magulladuras producto de la caída.

Ryujin caminó rodeando la cama para llegar al lado derecho de Yeji. Acercó una silla hasta ese lado de la cama y se sentó.

Esa noche la pasaría ahí junto a la peli naranja aunque fuera en una incómoda silla, no le importaba nada, solo estar con Yeji.

Le tomó la mano y comenzó a acariciársela suavemente, lentamente, como si su roce la fuera a despertar.

—Ay Ye, ¿qué voy a hacer contigo? Casi muero cuando te vi tirada en el suelo desmayada—Ryujin le hablaba con ternura, como si la pudiera oír—Desde el primer día en que oí tu voz, mi corazón ha estado en peligro constante. Hace tanto que no me sentía así.

Ryujin apoyó la cabeza sobre la cama y susurrándole palabras de amor a Yeji para luego quedarse dormida.


Cuando Yeji despertó todo le daba vueltas.

Miró el blanco techo sobre ella y supo de inmediato que estaba en el hospital. Bajó su mirada al brazo dislocado y recordó la caída y el incendio en la casa de los Shin.

Siguió recorriendo el espacio con sus ojos hasta que vio a Ryujin dormida, sentada en una silla, con la cara y las manos sobre la cama.

Estiró su mano y con delicadeza le fue acariciando el rostro. No quería despertarla, se veía tan tranquila durmiendo, como si ningún problema existiera en su vida.

Con sus dedos le delineó la ceja, la mejilla y la nariz de la mujer que amaba.

Ryujin se removió, pero no despertó lo que provocó una risita traviesa en la peli naranja, la que fue interrumpida de inmediato cuando sus costillas le recordaron la fea caída que había sufrido.

Ryujin sintió a Yeji quejarse y se levantó de golpe asustada, aún estaba desorientada.

—Hola Ryujin—dijo regalándole la mejor de sus sonrisas.

—Hola Ye, ¿cómo estás? ¿Te sientes bien?

—Sí, estoy bien. Solo me incómoda un poco el cabestrillo. Y tú, ¿pasaste la noche aquí? Ryujin no era necesario.

—Claro que era necesario, no iba a dejarte sola aquí, tal vez necesitaras algo.

Yeji volvió a sonreírle, mientras la morena le sostenía su delicada mano entre las suyas.

—Por algo en el hospital hay enfermeras. No era necesario que te quedaras, has dormido incómoda y debes estar todo contracturado en este momento.

—Ye, me quedé porque quería estar a tu lado cuando abrieras los ojos.

—Gracias.

—No, Gracias a ti Yeji.

—¿Por qué?

—Por salvar a Felix. No me va a alcanzar la vida para terminar de agradecer lo que hiciste por mi hijo.

—¿Y Felix? ¿Cómo está Felix? ¿Y Jennie? ¿Está bien? ¿Qué pasó con Sana? Ryujin, ella es un monstruo...

—Tranquila, todo está bien. Lix está con Yuna. Jennie tiene una contusión en la cabeza, pero está muy bien, solo un poco adolorida y descansa a unos cuartos de aquí. Hoy la dan de alta. Y a Sana la tomaron detenida.

SWEET YEJI - Ryeji Donde viven las historias. Descúbrelo ahora