Capítulo 6

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El día siguiente fue una bendición para Yeji.

Su jefa Ryujin no apareció en todo el día por la oficina, solo la llamó un par de veces, para verificar alguna información, siempre tan mal educada como siempre.



El día pasó volando, luego de terminar los informes del día y dejar su escritorio ordenado Yeji se marchó a su casa feliz, su segundo día había sido espectacular.



Era miércoles y Yeji esperaba en el vestíbulo del primer piso el ascensor que la llevaría hasta su lugar de trabajo en el piso diez.

La puerta del ascensor se abrió y Yeji dio un paso para ingresar, pero titubeó antes de decidirse a ingresar.

Dentro del aparato había un niño de unos siete años que viajaba solo.

Ella lo miró y sonrió, el niño le devolvió la sonrisa.

Ella sintió curiosidad por este pequeño que viajaba solo y le preguntó:

—¿No eres muy joven para trabajar aquí?—dijo ella con una gran sonrisa.

—No, yo no trabajo aquí, vine con mi mamá.

—¿Y dónde está tu mamá?

—Se quedó en el estacionamiento, en el subterráneo. Yo ya soy grande y puedo subir solo hasta el piso diez.

Yeji abrió los ojos en signo de sorpresa.

¿Piso diez?

¿El pequeño había dicho piso diez?

—¿Cómo te llamas?—preguntó ella, ya adivinando la respuesta.

—Felix, Felix Shin, pero puedes decirme Lix. Mi mamá es Shin Ryujin, ella trabaja en el piso diez.

—Sí, lo sé. Yo soy Yeji, pero puedes decirme Ye, soy su secretaria.

—¿Trabajas con mi mamá? Genial, llegaremos juntos hasta el piso diez.

Yeji sonreía con lo que el niño le decía.

Era tan parecido a Ryujin.

Cabello negro, piel blanca y ojos oscuros, pero eran distintos a la vez, el chico era amistoso y simpático, aún no se contagiaba con la amargura de su progenitora.

Llegaron al piso diez, entraron juntos en el vestíbulo de la oficina.

Yeji llegó a su escritorio, prendió su computador y comenzó su día laboral.

Se sentó en su silla mientras conversaba animadamente con el pequeño Felix.

Hablaron de video juegos, ya que los dos eran fanáticos de ellos, de fútbol y dibujos animados.

Ella sonreía con cada ocurrencia del niño.

De pronto él la miró con cara de pregunta:

—¿Qué es eso que tienes en tu cara?—le dijo él de golpe, muy intrigado.

—¿Qué cosa?—dijo ella tocándose la cara, tal vez tuviera algo pegado y no se había dado cuenta.

—Eso que tienes por tu nariz. Sonríe y se te notan en las mejillas también.

Ella sonrió y el niño acercó sus pequeños dedos y los posó sobre sus mejillas y nariz. Ella rió con más ganas.

—Ah, nací con eso, es como nacer con un lunar.

—Hacen que te veas más linda—dijo él todo coqueto y continuó con sus manos en la cara de ella.






SWEET YEJI - Ryeji Donde viven las historias. Descúbrelo ahora