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La dejó encima de su escritorio, y Altair se quedó embobada, recorriendo con la mirada cada rincón de ese nuevo cuarto

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La dejó encima de su escritorio, y Altair se quedó embobada, recorriendo con la mirada cada rincón de ese nuevo cuarto. Sin nombre se la había llevado para pasar un par de días bajo su tutela. Como Scuti ya había revisado su habitación hacía horas escasas, supuso que no regresaría hasta dentro de un par de días. Tiempo suficiente para que entrase a fisgonear al cuarto de Alnilam, donde la pequeña estrella ya no estaría.

La habitación de la estrella oscura no difería mucho a la de Alnilam. Si cabía, era incluso más pequeña, aunque ella no lo notaba demasiado.

Su ventana daba a una zona distinta del firmamento, e incluso, se podían ver los jardines de los alrededores del Palacio. Cientos de pequeñas nebulosas brillaban y centelleaban plácidamente a los pies de la construcción, y Altair se quedó pegada a la ventana para verlo bien.

Sin nombre no la molestó. Dejó que inspeccionara lo que quisiese, al menos durante un rato. Le resultaba adorable verla tan entusiasmada, y la observaba con una pizca de nostalgia.

Mientras la pequeña se entretenía, Sin nombre se puso a rebuscar en las estanterías. Trataba de encontrar algún libro que le fuese útil, o algo que le diese una idea de por dónde empezar a enseñarle lo que ella pudiese. Al final, se decantó por los agujeros de gusano.

No sabía si Alnilam ya se lo había explicado, pero lo ignoró.

La voz calmada de Sin nombre apareció como una canción en el cuarto. Altair se giró hacia ella de forma casi inevitable. Su voz era cautivadora.

Alnilam ya le había hablado un tanto sobre los agujeros de gusano. No obstante, tenía interés por saber qué era lo que Sin nombre querría contarle. Para su sorpresa, fue una descripción sumamente detallada no de los agujeros de gusano en general, sino del cual ella tendría que cruzar para viajar hasta Oz.

Sin nombre comprendía que tuviera que saber los conceptos generales de todo lo que había en el universo. Sin embargo, ella consideraba mucho más útil enseñarle lo particular de aquel caso. Ya tendría oportunidad de aprender todo lo demás en otro momento, con más detalle y con menos prisas.

Las lecciones de Sin nombre fueron pocas, pero sumamente interesantes. Alguna de ellas, le hizo a Altair replantearse el origen auténtico de la estrella negra.

 Alguna de ellas, le hizo a Altair replantearse el origen auténtico de la estrella negra

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𝐄𝐥 𝐚𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐝𝐞 𝐎𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora