Cap.1 "Bienvenidas a Sequía"

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  *Toc* *Toc* *Toc*
Llamaron a la mugrienta y podrida puerta de madera de una vivienda antigua.
El sol pegaba fuerte mientras el desierto hacía su función de deshidratar a todo aquel que se atreviera a adentrarse en él. A todos menos a los curiosos habitantes de aquel pueblo que parecían no necesitar agua para vivir.
El aire era seco, y la desesperación de quienes llamaban a la puerta aumentaba a cada gota de sudor que bajaba por sus hocicos.

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-¡VAMOS! ¡Abre la puerta! ¡Sabemos que estás ahí dentro! ¡Los vecinos nos han dicho que jamás te han visto salir de aquí, y dudo mucho que hoy haya sido la excepción! -

Parecía que la casa estaba abandonada, no se veían luces por las ventanas ni se escuchaba ruido en el interior. Los vecinos de la calle se empezaron a molestar por los golpes y los gritos, exigiendo silencio a las desconocidas. Poco a poco, fueron desistiendo en su determinación, y con sus gritos se extinguió también la esperanza que les había llevado ahí.
Solo cuando toda esperanza estaba perdida, en el último golpe, una voz grave y enfurruñada se escuchó al otro lado de la puerta.

-¡Largaos de aquí! ¿Es que no tenéis nada mejor que hacer?-

-Por favor, ábrenos. Llevamos buscándote mucho tiempo-

-Si estáis aquí por mi libro, no firmo autógrafos, ni dedico mensajitos ¡Ni acepto sugerencias!-

-¿De verdad nos hemos cruzado todo el continente para que ahora no quieras escuchar lo que tenemos que decir?... ¿Hola? ¡Oye!-

Justo cuando iba a comenzar con los golpes y los gritos de nuevo, el agotamiento la detuvo.
Se sentó en el escalón del porche y, agotada, comenzó a sollozar.

-Ey, Rena, no te preocupes, seguro que encontramos a alguien más que nos pueda ayudar- La consoló su pequeña amiga.

-Poppy... De verdad que así lo espero-

Las dos amigas, sentadas en el porche, se abrazaron. Ambas sabían que eso no las iba a hacer sentir mejor, pero les servía como recordatorio de que se tenían la una a la otra.
Dos amigas de 15 y 10 años que recorrieron medio mundo para nada.

-Rena, tengo miedo- Dijo la pequeña Poppy.

-No, no, no tengas miedo. Este intento de buscar ayuda ha sido un fracaso, pero al final encontraremos a alguien ¡Ya lo verás!- Dijo Rena, la mayor.

-¿Puede ser antes de que esa masa negra y malvada se coma a todos nuestros amigos?-

-Eso espero Poppy... Eso espero...-

Y justo antes de que las chicas pudieran levantarse para irse, la puerta que parecía imposible de abrir a sus espaldas, chirrió y se abrió unos centímetros. Ambas giraron la cabeza, sorprendidas.

-¿Masa, negra? ¿Podríais ser más específicas? -

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-¿Masa, negra? ¿Podríais ser más específicas? -

Las chicas cruzaron miradas, Rena se levantó de golpe y comenzó a describir lo que vió con sus propios ojos.

La perla de la pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora