*Toc* *Toc* *Toc*
Llamaron a la mugrienta y podrida puerta de madera de una vivienda antigua.
El sol pegaba fuerte mientras el desierto hacía su función de deshidratar a todo aquel que se atreviera a adentrarse en él. A todos menos a los curiosos habitantes de aquel pueblo que parecían no necesitar agua para vivir.
El aire era seco, y la desesperación de quienes llamaban a la puerta aumentaba a cada gota de sudor que bajaba por sus hocicos.*TOC* *TOC* *TOC* *TOC* *TOC*
-¡VAMOS! ¡Abre la puerta! ¡Sabemos que estás ahí dentro! ¡Los vecinos nos han dicho que jamás te han visto salir de aquí, y dudo mucho que hoy haya sido la excepción! -
Parecía que la casa estaba abandonada, no se veían luces por las ventanas ni se escuchaba ruido en el interior. Los vecinos de la calle se empezaron a molestar por los golpes y los gritos, exigiendo silencio a las desconocidas. Poco a poco, fueron desistiendo en su determinación, y con sus gritos se extinguió también la esperanza que les había llevado ahí.
Solo cuando toda esperanza estaba perdida, en el último golpe, una voz grave y enfurruñada se escuchó al otro lado de la puerta.-¡Largaos de aquí! ¿Es que no tenéis nada mejor que hacer?-
-Por favor, ábrenos. Llevamos buscándote mucho tiempo-
-Si estáis aquí por mi libro, no firmo autógrafos, ni dedico mensajitos ¡Ni acepto sugerencias!-
-¿De verdad nos hemos cruzado todo el continente para que ahora no quieras escuchar lo que tenemos que decir?... ¿Hola? ¡Oye!-
Justo cuando iba a comenzar con los golpes y los gritos de nuevo, el agotamiento la detuvo.
Se sentó en el escalón del porche y, agotada, comenzó a sollozar.-Ey, Rena, no te preocupes, seguro que encontramos a alguien más que nos pueda ayudar- La consoló su pequeña amiga.
-Poppy... De verdad que así lo espero-
Las dos amigas, sentadas en el porche, se abrazaron. Ambas sabían que eso no las iba a hacer sentir mejor, pero les servía como recordatorio de que se tenían la una a la otra.
Dos amigas de 15 y 10 años que recorrieron medio mundo para nada.-Rena, tengo miedo- Dijo la pequeña Poppy.
-No, no, no tengas miedo. Este intento de buscar ayuda ha sido un fracaso, pero al final encontraremos a alguien ¡Ya lo verás!- Dijo Rena, la mayor.
-¿Puede ser antes de que esa masa negra y malvada se coma a todos nuestros amigos?-
-Eso espero Poppy... Eso espero...-
Y justo antes de que las chicas pudieran levantarse para irse, la puerta que parecía imposible de abrir a sus espaldas, chirrió y se abrió unos centímetros. Ambas giraron la cabeza, sorprendidas.
-¿Masa, negra? ¿Podríais ser más específicas? -
Las chicas cruzaron miradas, Rena se levantó de golpe y comenzó a describir lo que vió con sus propios ojos.
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La perla de la paz
FantasyCuando alguien se enferma, lo más normal es ir al médico, pero ¿Y si te dicen que la única cura para lo que padeces es una perla quebrada cuyos trozos están repartidos por todo el mundo? Los dueños de los trozos de la perla se odian, la enfermedad s...