Cap 23."Un plan demasiado fácil"

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Al terminar la historia, Vilks se levantó del suelo. Los dos amigos se miraron, no con odio. Vilks solo pudo darle un abrazo a Trix antes de ponerse a llorar. Trix recibió el abrazo, pero no derramó ni una lágrima.

-Ya está, grandullón. Fuiste un capullo, sí. Pero te pusiste nervioso porque nunca te dejamos de importar. Solo estabas asustado, pensando que no había salida y que todo había sido tu culpa. Dingo me dijo que fuera contigo, pero no le hice caso. Pero ¡que estúpido fui! Si no le hubiese cubierto con la capa, tal vez Dingo aún estaría vivo. Al no verle la cara, lo más probable es que lo mataran por mi culpa- Fue entonces cuando a Trix se le escapó la primera lágrima.

Las Surix tenían dos ríos en la cara.

-A los dos os importaba mucho. Estoy segura de que a él le hubiese encantado veros juntos de nuevo- Dijo Rena secándose las lágrimas.

-Sí. Seguro que sí- Vilks sonrió y liberó a Trix del abrazo. Miró por una ventana y se puso serio.

-Vamos a reunir esa Perla. Por los Surix, por los guardianes... por Dingo. Salvemos el mundo que él tanto amaba. Arreglemos las cosas de una vez por todas. Vamos a las montañas de Sakarti-

No tardó en caer la noche, se querían haber ido nada más ponerse el sol. Pero estaban demasiado cansados. Irían por la mañana, ya que no les quedaba otra opción. Esa noche, Rena y Poppy se quedaron hablando un poco.

-Rena ¿Tú crees que nosotras le importamos a Vilks?-

-¿Qué pregunta es esa? Pues claro que sí ¿Recuerdas cuando nos salvó del fuego? ¿O cuando nos metió en el tren? Es cierto que a veces hace planes sin pensar, pero eso no quita el hecho de que somos importantes para él. Y él es importante para nosotras ¿Verdad? -

-Sí, lo es- se rió ligeramente.

-Venga, trata de dormirte. Mañana nuestra suerte tiene que estar al cien para el plan. Buenas noches Poppy-

-Buenas noches Rena-

El fuerte sol del desierto comenzó a calentar la arena que pobremente se había terminado de enfriar durante la noche. Salieron los cinco de la casa, y con las provisiones recargadas, comenzaron su travesía hacia las montañas nevadas de Sakarti.

Al alejarse del pueblo, no sólo se alejaban del único sitio donde la enfermedad oscura aún no había llegado, también se adentraban en terrenos peligrosos donde la enfermedad ya era parte del ecosistema. Y nuestros protagonistas estaban al final de la cadena alimenticia.

Fue cuestión de tiempo.

Ocultos tras una roca, guardando el mayor silencio posible, pudieron presenciar con sus propios ojos lo que hasta el momento solo fue un rumor. La espesa baba del animal chocaba contra el suelo haciendo un ruido asqueroso. Por más que lo intentarán, no podían apartar la mirada del primer infectado que vieron.

El jabalí infectado seguía siendo un jadbalí, era grande y peludo, pero su pelaje, convertido en un manto negro y antinatural sobre su piel, era lo menos inquietante de su aspecto. Sus ojos, que antaño hubieran tenido color y forma, solo parecían cuencas negras y sin vida.

Y les estaba buscando.

Olfateó cerca de ellos. Trix fue rápido y lanzó una piedra lejos de ellos para distraer al infectado. Cuando se alejó lo suficiente, corrieron a esconderse tras otra gran roca. Esperaron pacientemente a que se alejara.

El peligro pasó, y siguieron caminando hasta llegar a la cima de una colina de arena. Habrían admirado mucho más el desierto si no hubieran visto cómo el paisaje estaba a rebosar de infectados, por todas partes. Era muy duro de ver.

La perla de la pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora