-Pues mi parte favorita fue cuando Rena casi confunde la sal con el azúcar cuando estábamos haciendo tortitas- Dijo Trix riendo.
-¿Qué? Eso te lo acabas de inventar, las tortitas salieron increíbles- Dijo Rena entre risas.
-Sí... porque de no haber sido por mí, en vez de azúcar les habrías echado sal- Trix rio.
-Mi parte favorita fue cuando Vilks nos cerró la puerta en la cara la primera vez que nos conocimos- Dijo Rena con una sonrisa.
-¿Cómo puede ser esa tu parte favorita?- Pregunto Vilks.
-Porque fue la primera vez que nos vimos. En aquel momento no teníamos ni idea de la aventura que estábamos por vivir- Dijo Rena.
-¡Yo! ¡Yo! Mi parte favorita fue nadar siguiendo al barco- Dijo Poppy con una gran sonrisa.
-Esa es buena, Poppy- Dijo Rena.
-Mi parte favorita fue cuando casi os moris-
Todos giraron la cabeza lentamente hacia la Sequía. Vilks levantó una ceja.
-¿Qué? ¿Queréis que especifique? Es que habéis estado tantas veces al borde de la muerte que se me hace imposible elegir una. Está Bajo Plata, el encuentro con Rojo, el ataque de los tejones, Bajo Plata parte dos, la tormenta...--Sí, Sequía, no hace falta que enumeres todas las veces en las que casi palmamos, gracias- Dijo Trix tratando de callar a Sequía de una vez.
-Y seguro que me dejo alguna. Pero, el motivo por el que son mis momentos favoritos es porque cada adversidad que superamos juntos nos une más como equipo-
-Awwww... Que bonito, Sequía. has cambiado mucho desde la última vez que nos vimos ¿Qué te ha hecho cambiar tanto?- Pregunto Aqua.
Sequía miró a las surix caminar juntas de la mano y sonrió. Aqua no necesitaba ver más.
Subieron por una colina y al llegar a la cima por fin vieron la ciudad. Las casas hechas de barro y pintadas de colores, redondas como si fueran vasijas gigantes. El aroma a rosas que inundaba el lugar gracias al jardín botánico, los árboles que movían sus hojas al ritmo del viento. Cuando las chicas adelantaron a sus amigos y fijaron su mirada en la hermosa ciudad, la lluvia cesó y un rayo de sol iluminó el paisaje. Tras un par de días de camino por fin habían llegado a su destino, New Lanticoast.
Una vez allí, pudieron ver más Surix arreglando el desastre que habían provocado sus versiones infectadas. Al pasar por la calle principal, los Surix se sorprendían al ver a las chicas con otras especies que no eran Surix. Las miradas que les dirigían no eran de asco, ni miedo, sino de pura curiosidad. Al llegar a la plaza mayor, Rena se dirigió a la casa más grande que había en el pueblo. llamó a la puerta, pero no hubo respuesta. Todos se preocuparon, hasta que dos Surix abrieron la puerta;uno de color rosa con manchas amarillas, que llebaba puesto un delantal de corazon, y otro de color blanco con rayas verdes que tenía unas gafas negras, reconocieron a Rena y a Poppy. Los cuatro se dieron un gran abrazo.
-Mamá , Papá. Quiero presentaros a Vilks y a Trix. Sin ellos, probablemente estaríamos muertas- Rena presentó a sus amigos.
El padre, que era más bajito de lo que Vilks imaginaba, se acercó a ellos para darles un abrazo.
-Gracias. No puedo agradeceros lo suficiente por haber cuidado de nuestras niñas. Los Surix estamos en deuda con vosotros- Cuando el padre de Rena terminó de hablar y soltó a Trix del abrazo, Trix y Vilks quedaron confusos por una cosa.- Espera. Vosotras mismas me dijisteis que no erais hermanas- Dijo Sequía ahorrarles la pregunta a los amigos.
-Y no lo somos. Pero vivimos juntas- Respondió Poppy con una sonrisa.
-Mamá, ellos son Aqua y Sequía. Ellos...-
-Sí, sí. Déjalo Rena, me puedo presentar por mi mismo ¡Soy yo! ¡El héroe del mundo! Sin mi, el mundo seguiría sumido bajo el mar ¡El único e inigualable Sequía! De nada- Sequa extendió su pata para saludar a la madre de Rena, pero Sequía la cito justo antes de que ella pudiese darle la pata.
-Has picado- Dijo entre risas.
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La perla de la paz
FantasyCuando alguien se enferma, lo más normal es ir al médico, pero ¿Y si te dicen que la única cura para lo que padeces es una perla quebrada cuyos trozos están repartidos por todo el mundo? Los dueños de los trozos de la perla se odian, la enfermedad s...