Siendo honestos

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-Hijos, ¿Están bien?-Preguntó Victoria sonriente-

-¡Todo perfecto! Estábamos justo por ir arriba... -Dijo Alexy rápidamente tomándome por el hombro y caminando apresurado hacia donde se encontraba Armin en los primeros escalones de las escaleras-

Alex nos llevó a su habitación, y ahí me pidió que hablara por fin. Siendo honestos, todo me era difuso y me sentía aturdida. Me sentía sacudida, expuesta.

Hablé como pude de lo que me dijo Rosalía, de lo que sabía y de lo que podría pensar debido a lo que escuchó a través de la llamada que tuvimos hacía unos momentos. Alexy me estaba viendo con espanto en el rostro, y Armin se había sentado en la esquina de la cama de su hermano con una mueca seria y pensativa. Era tan extraño para mi el verlos así, cuando normalmente eran tan bromistas y sonrientes.

Quería llorar, quizá más por miedo y ansiedad que por cualquier otra cosa. ¿Y si Rosa terminaba por decidir que no podía tener a una amiga mentirosa? A una amiga... como yo.

Sentí mi pecho comenzar a estrecharse y mi quijada apretarse ante el pensamiento de que quizá tenía razón. No pude evitar soltar una lágrima, miré hacia mis pies intentando contener un poco más e intentando respirar, sin embargo mis sentimientos parecían crecer a borbotones sin yo poder hacer algo al respecto.

-O-oye, no llores, ven aquí.-Dijo Armin mientras extendía sus brazos hacia mi-

Alex también me abrazó, y terminé por romper completamente en llanto. Estuve unos minutos ahí, sintiéndome enormemente pequeña. Sin embargo, terminé por separarme de ellos apenada.

-Perdón, veníamos a jugar y solo estoy llorando...-Dije entre sollozos intentando limpiar mis lágrimas-

-Mira, piensa que quizá Rosa entenderá si le dices la verdad. ¡Incluso puede ser parte de nuestro equipo ultra-secreto!-Dijo Alexy intentando animarme-

Le miré intentando sonreír, realmente quería creer en sus palabras. Si pensaba seguir con esto y cobrarme todas las que Ámber me hizo, tendría que ser más fuerte.

Armin me miraba preocupado, sin saber muy bien qué hacer, y hasta cierto punto, Alexy también me miraba de esa forma; aunque lo ocultara detrás de una sonrisa forzada. ¿Estaban preocupados por ellos... o por mi?

-Creo que no fue una buena idea venir aquí...-Dije arreglando mi cabello rápidamente- Voy a volver a casa, mi padre debe estar esperando...

-O-oye, ¡Espera!

Ni la voz contundente de Armin me detuvo. Limpié una lágrima de mi rostro rápidamente al tiempo que tomaba mi bolso y escapaba de la habitación de Alex. Bajé las escaleras entre tropiezos y me despedí de Arnaud y Victoria sin siquiera detenerme. Agradecí antes de abrir la puerta principal y cerrarla tras de mi lo menos exaltada posible. El sol estaba apenas poniéndose, y la farola central dentro de la rotonda que se encontraba justo fuera de la casa de los gemelos estaba comenzando a brillar ante la inminente oscuridad del crepúsculo.

Seguí caminando a paso veloz rumbo a la parada del bus, seguí adelante sin tener muy claro qué haría a continuación, pero si estaba segura de algo, es que era mejor estar sola a seguir llorando con Armin y Alexy... debían pensar que era patética. Definitivamente no seguirían ayudándome después de esto, ¿Cómo podrían?

-¡Krysta!

¿Cómo...?

-Para, eres más rápida que Sonic. No pensé alcanzarte.

Armin estaba detrás mío, respirando agitadamente.
Sin girar, y aparentando mis puños contra mi falda pregunté:

-¿Qué haces aquí?

Coronada [CDM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora