Después de decidir pasar el fin de semana desconectada del mundo, sentía como si un peso colgara de mis hombros mientras entraba al instituto. Mi decisión de apagar el celular y enfrentar las cosas en persona parecía valiente cuando la tomé el sábado, pero ahora, con las miradas de mis compañeros siguiéndome, se sentía más como una sentencia de muerte.
Caminé hacia mi casillero intentando ignorar los susurros a mi alrededor. La fiesta de Ámber. Ese nombre flotaba permanentemente en el aire, como un recordatorio constante de que había cruzado una línea que no podía deshacer.
No había plan que me hubiera preparado mentalmente para esto, y sinceramente, sentía que ya no lo necesitaba. Haría lo que... Castiel me mostró. Viviría el momento con valentía y seguiría adelante, de alguna manera. Antes de poder seguir con mi rutina para las clases, una figura familiar me bloqueó el paso. Alexy, con los brazos cruzados y una expresión que mezclaba preocupación y fastidio, me miró fijo.
-Krysta. -Su tono era firme, como el de un hermano mayor a punto de reprenderme- Necesitamos hablar.
Suspiré, sabiendo que no tenía escapatoria, pero dispuesta a mantenerme fiel a mi.
-Alex, lo sé. Pero antes de que empieces, quiero disculparme.
Él levantó una ceja, sorprendido.
-¿Disculparte?
-Por cómo te hablé en la fiesta de Iris, Yo... no quise ver que no estaba bien, y no quiero justificarlo. Estaba lastimada porque pensaba que me habían dejado de apoyar, cuando realmente era todo lo contrario, y no es excusa para tratarte así.
Estuve repasando esa oración por lo que parecieron horas en mi habitación. Lo menos que quería era volver a portarme estúpidamente con mis amigos, así que practicaría lo que quería decir y lo demás saldría sobre la marcha. Alexy pareció relajarse un poco, pero su mirada seguía cargada de preguntas.
-Yo... Está bien. Te perdono, pero... no hemos terminado. Quiero saber qué pasó con Armin en la fiesta de Iris.
Sabía que esta pregunta iba a llegar, y aunque también estuve ensayando la respuesta, el nudo en mi garganta del viernes regresó de todas formas. Miré hacia los pasillos, asegurándome de que nadie estuviera cerca.
-Podemos quizá... ¿Hablar de eso en otro momento? Estamos en medio del pasillo...-Dije, sonriendo nerviosa-
-¡Pues tendrás que hacerlo en algún momento! -Reprochó, sin dar un solo paso- Armin no ha salido de su cuarto en todo el fin de semana. Está todo raro y se está ahogando en hamburguesas y papas fritas, ni siquiera me esta hablando, y cuando intenté sacarle algo, me ignoró completamente. ¡Sé que sabes algo! Krys, por favor...-Añadió haciéndome un puchero-
Bajé la mirada, sintiéndome culpable y molesta.
-Alex, no aquí. Prometo que te diré lo que sé, pero-
-¡Muy bien! Nos vamos entonces a otro lado. -Exclamó el peliazul, tomándome de la mano hasta llevarme al hueco de las escaleras.-
Alexy me llevó casi a rastras, lejos de las miradas curiosas de los demás estudiantes. Apenas llegamos, cruzó los brazos y me miró fijamente, con una mezcla de exasperación y preocupación.
-¿Vas a hablar ya? Porque estoy al borde de una crisis, Krysta. ¡Al borde! -Dijo, dramatizando con ambas manos al aire, aunque su expresión seria permanecía intacta-
Tomé una respiración profunda, sintiendo cómo el peso de la situación seguía aplastándome.
-Sólo dame un segundo... e-esto no es fácil para mí.-Confesé-
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Coronada [CDM]
FanfictionEn el Sweet Amoris, muchas cosas pueden pasar. Krysta está dispuesta a bajar del trono de popularidad a Ámber a través de los medios que sean necesarios. Siendo el último año de preparatoria, está lista para retomar las riendas de su vida de la mano...