Capítulo 6. El hombre que descubre.

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Las clases con Martin siguieron transcurriendo de forma lenta, normal y, más allá de las pequeñas discusiones que Juanjo creaba debido al poco agrado que sentía hacia él, cómodas. Aunque a él le cueste el doblegarse, casi perder su orgullo ante el simple pensamiento, debe de admitir que Martin es muy bueno en lo que hace, la forma en que enseña y cómo busca que Juanjo se desenvuelva en la materia.

Para finales de septiembre, Juanjo ya podía articular preguntas simples y sencillas – no de forma excelente, por supuesto, pero a palabras de Martin, muchísimo mejor que a como estaban en el principio. Las primeras semanas fueron algo pesadas, en especial porque Martin hablaba y hablaba sin parar, mirando a Juanjo siempre de forma burlona y con su mano lista para recibir los veinte chelines que le daba cada que se decidía a hablar en inglés. Si a eso le agregaba las constantes lecturas a las que era sometido mientras Martin caminaba en silencio a su alrededor, prestando completa atención a cada sílaba que salía de de sus labios, eso no hacía nada más que incrementar la tensión. En todo ese tiempo, sólo ha ido una vez más a la mansión de Martin – la cual, dicho sea de paso, fue ahí donde descubrió dos cosas: la primera, fue que la razón por la que Ruslana le resultó familiar cuando la conoció fue debido a que ella asistió a la conferencia de Oscar Wilde, en compañía de Martin y su padre – esa joven que él había visto con un hombre mientras charlaban con un grupo un poco más grande. La segunda, y no por ello menos importante, es que la mansión a la fueras de Londres sólo era el "hogar de la temporada" (tal y como Alex lo había descrito) y que sólo se quedaban a vivir ahí un tiempo. En especial cuando Martin tiene varias vueltas al centro de Londres o en lugares cercanos, ya que la mansión original está a una distancia considerable que ningún miembro de la familia deseaba recorrer.

Juanjo en un principio se quedó con la duda de por qué la mansión principal estaba en un lugar lejano a Londres – después de todo, la mayoría de la gente prefiere vivir cerca de esa zona ya que brinda una mayor facilidad en diversos sentidos, no sólo para ahorrar el tiempo. Al final no hubo necesidad de preguntar, ya que el mismo Alex fue quien le respondió.

–Mi lord se enferma de forma constante–le explica, con una expresión afligida– , y por las palabras del médico familiar es algo referente a los pulmones. Tiene que evitar lo más posible el aire contaminado. Londres no es la ciudad más limpia que existe, ¿sabe?

Juanjo está tan acostumbrado a vivir ahí que apenas y tiene tiempo o razones para andar viendo a sus alrededores, analizando la suciedad del aire – demasiado entretenido tratando de ignorar el ruido de las personas hablando y el de las máquinas trabajando. Sin embargo, al final Juanjo decide no entrometerse más en el tema ya que en el fondo no le importa – al menos no del todo, ya que ha comprobado unas cuantas veces que Martin tiene unas formas de pensar un tanto distintas a él.

Como por ejemplo el permitir que sus sirvientes los traten con tanta familiaridad. El no estar tan apegado a las normas sociales, convirtiéndose en una persona por completo diferente cuando está afuera, frente a otra gente, a como está con sólo su familia o con Juanjo presente. Leer periódicos que no tiene nada que ver con su clase social con tal de mantenerse informado, y al parecer ve a todos los demás como iguales, no como personas que están por debajo de él.

Asimismo, se ha dado cuenta de que disfruta de todo tipo de lecturas, no sólo las escritas por personas famosas o con cierto renombre, sino también las pequeñas historias que son publicadas en revistas y en periódicos ocasionales. Incluso hubo clases en donde obligaba a Juanjo a leer artículos de noticias alemanas frente a él, haciéndolo que encerrara con una plumilla las palabras que no sabía cómo se pronunciaba, cuál significado tenían y encerrar aquellas de las cuales ya estaba del todo seguro y que por ningún motivo las olvidaba.

–Los periódicos son de mi último viaje a Alemania, hace siete años–le explicó Martin una vez, luego de que le preguntara con desinterés el cómo las había conseguido–. Deseaba aprender el alemán de una forma más coloquial, más propia del país. Así que pensé que la mejor manera podría ser viendo un poco más profundo a su día con día. Te ayudará mucho, además de que tu vocabulario será más extenso.

Violines bajo el agua  | JUANTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora