Juanjo sueña con Martin. De cuán suave es su tacto en su mejilla, los ojos brillantes y decididos mirándolo con cariño, la calidez tan característica de su cuerpo brindándole la compañía que siempre quiso. De las cartas de San Valentín en el suelo, todas con la firma de Martin–VI Duque de Fairfox, leería ahí–mientras los dos bailan al compás de la música, Paul tocando el violín . En su sueño, Juanjo besa a Martin en los labios sin importarle que tuvieran compañía.
El tacto entre los dos es íntimo y demasiado personal, los dos alejados de todo lo que les rodeaba sin dejar de mirarse a los ojos con las mejillas sonrojadas. Martin ríe y él repite la acción, contento, pegando su frente con la de él cuando la música llega a su culminación y no les queda otra más que separarse, pero él no lo hace. Martin tampoco.
Luego la imagen cambia por completo al jardín de su madre, pero la sensación de felicidad que embargaba a Juanjo cambió por completo a la de sofocación, desesperación y abandono. Cuando gira a su alrededor Martin está lejos, muy lejos, gritándole algo que entiende de sus labios pero que no logra escuchar; él trata de hablarle también pero su voz no llega, no sale, y se ve a sí mismo alejándose poco a poco a pesar de que Martin sigue abriendo su boca para hablar.
En su sueño se da cuenta que ninguna de las flores que adornan el jardín de su madre están ahí.
Para cuando se gira de nuevo hacia Martin para intentar de nuevo hablarle éste ya no está presente–sólo su recuerdo apenas palpable, poco realista–ni mucho menos le escucha, y a pesar de que Juanjo corre por todo el jardín ya no hay rastro de él por ningún lugar.
...
10 de octubre de 1883.
Londres, Inglaterra.
Despierta con la voz de Thomas diciéndole que eran más pasadas de las ocho y que sus padres le esperaban para desayunar en familia–en donde para su mala suerte se incluían a sus tíos y Charlotte–como se había acordado desde hace tiempo entre los tres; la realidad es que sólo se trató de Augustus el que estableció todo como si Juanjo no tuviese voz ni voto en el asunto, y Selene estaba demasiado contenta con el futuro tan prometedor que aparecía para su hijo como para decir algo al respecto.
Mientras Thomas le ayudaba a vestirse para bajar de inmediato trató de encontrar alguna buena excusa para no estar, pero sabía que si le pedía a su mayordomo que le ayudara podría meterlo en problemas, por lo que esa opción estaba más que fuera de su alcance. Al final se vio en la penosa necesidad de salir de su habitación a fuerza, escuchando las palabras de ánimo de Thomas a su espalda mientras él gruñía de vez en cuando–un acto que si su madre llegase a escuchar gritaría más que escandalizada–y con el rostro más serio que puede poner.
Sin embargo sabe que no es el único que está sufriendo. A pesar de que Thomas se puede mostrar tranquilo por la situación, con su expresión estoica cada que Charlotte le pide–ordena–que haga algo, en realidad por dentro no quiere hacer otra cosa más que rodar los ojos. Su mayordomo tiene la paciencia demasiado corta con las personas que se comportan como su prima, y lo peor de todo es que por la posición que ocupa en la casa no puede hacer otra cosa más que quedarse callado. Juanjo lo comprende porque está en una situación parecida, en donde no puede comentar nada porque debe de comportarse como todo un caballero.
Cuando llegan a las escaleras, Juanjo se detiene para girarse hacia Thomas, quien de inmediato repite la acción y le mira con curiosidad.
–¿Sucede algo, Joven Amo? –pregunta en voz baja.
En el fondo Juanjo agradece que Thomas haya bajado el volumen normal de su voz porque de lo contrario ya hubieran notado su presencia a pesar de que están en otra habitación; mira a sus alrededores para comprobar que no había nadie, antes de acercarse a su mayordomo para hacerle la pregunta que de pronto le carcomió la cabeza.
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Violines bajo el agua | JUANTIN
RomanceJuanjo es hijo del Conde de Goodshawn y Martin el Duque de Fairfox. En una sociedad en donde la homosexualidad es mal vista e incluso condenada, ambos encuentran el amor y su armonía perfecta. Adaptación, créditos por el original a earlgreeey