Violines bajo el agua | JUANTIN

Capítulo 25. Ese hombre, vacío.

Augustus le comentó del nuevo puesto de Martin en El Parlamento dos días después de que Ruslana se lo dijo, y Juanjo ni siquiera tuvo que fingir sorpresa ya que la noticia ya se la sabía desde entonces. Aún recuerda el rostro de felicidad de su madre al saber que Martin ya se encontraba tomando el camino correcto y que quizás en poco tiempo encontraría a su futura esposa, para así empezar una familia y que el nombre de los Fairfox no quedara por los suelos.

Esas charlas en donde el tema de conversación era Martin se le hacían demasiado dolorosas y cansinas, hasta el punto en que se trató de más de dos ocasiones en las que sólo se puso de pie para luego salir de la habitación en completo silencio, ignorando a todo aquél que le llamara o inclusive a Charlotte que le seguía para alegrarlo un poco–el intento fallido de la persona por la que sólo siente cariño familiar buscando ocupar un espacio mayor en su corazón. Un espacio que ya pertenece a otra persona para siempre en la vida de Juanjo.

El papel reciente de Martin en El Parlamento se vio opacado cuando se encuentra muerta a Emma Keyse y John Lee es declarado como el principal sospechoso por ello. El asesinato de la mujer se trató de algo brutal por lo que se detuvo de inmediato aunque las pruebas eran débiles e inclusive inútiles, al final reteniéndolo sólo unos cuantos días por lo mismo.

Los meses siguientes se vieron envueltos en escándalos que tenían a Juanjo leyendo todos los periódicos para informarse de todas las versiones de los hechos. De huelgas que seguían aumentando de intensidad así como de violencia, mujeres que se suicidan lanzándose de las ventanas de sus casas o inclusive hombres acusados de delitos tales como el robo o la indecencia por razones en las que la moral del país se encontraba por completo en contra.

Cuando ocurre un terremoto en Colchester, con un estimado de cuatro personas muertas así como varias casas derrumbadas. Juanjo jamás comprobó si se trató alguna exageración de parte de algunos periódicos sensacionalistas–ya que no era de extrañarse que algo así sucediera, en especial si buscaban causar alguna reacción de parte de los lectores–ni tampoco visitó el lugar ya que su familia no contaba con conocidos o lazos por esa zona, pero los dibujos que veía así como unas cuantas fotografías le dejaron en claro que en definitiva se trató del terremoto más fuerte que se cruzó por esa parte del país.

Asimismo se trató de una gran noticia el momento en que Oscar Wilde, quien en esas fechas se encontraba de vuelta en Londres, se casó con Constance Lloyd en Paddington, Londres. Su familia asistió a la boda y aún en sus recuerdos guarda la sensación de nerviosismo por el simple hecho de que estaría frente a ese escritor, quien escribió de los poemas más bellos que Juanjo haya leído en su vida. Para su excelente suerte no dejó en vergüenza su propio nombre o en ridículo a Oscar Wilde, pero no puede olvidar lo maravillado que se sentía al escuchar su humor así como la forma en que se desenvolvía, sin duda alguna más que acostumbrado a ser el centro de atención de todos así como a atrapar al mundo en su red mientras hablaba con su forma tan peculiar de hacerlo.

En ocasiones Ruslana le visitaba para sólo conversar, decirle cómo se encontraba Martin y que inclusive lo ve viendo a la nada tal como él lo hacía de vez en cuando, sin duda alguna extrañándose el uno al otro mucho más de lo que le dejaban aparentar.

Juanjo ignora por completo si Martin sabe que él admitió ante Ruslana que lo que siente por él va más allá de la amistad. De hecho ni siquiera sabe a ciencia cierta si Ruslana ha hecho algún comentario al respecto con alguien más, si le preguntó a Alex de forma directa o si inclusive se atrevió a decírselo a Martin; lo único de lo que está seguro es que le está agradecido por no mirarlo mal o inclusive ir a acusarlo frente a la policía por indecencia – y si bien en un principio pensó que sólo lo hacía para proteger a los Fairfox del escándalo, cada que Ruslana le sonríe de oreja a oreja comprobaba que eso no era así.