Entramos a la casa. Prácticamente estoy seco. Tuvimos que dejar de correr cuando llegamos a las cabañas para no alertar a nadie. No entiendo qué pasó, pero Antosha se ve preocupado. Apenas llegamos a la sala, encuentro a mi mate acurrucada en las piernas de Anakin mientras él la abraza.
Me siento a su lado. Antosha se sienta del otro lado y escucho unos pasos. Miro hacia atrás y encuentro a Arman.
«¿Si está en la casa, por qué no estaba con ella?»
—¿Cómo te sientes, tesoro?
—Bien. Anakin aclaró mis dudas. Yo no quería preocuparlos.
—Te dije que teníamos que sacar a esa mujer fastidiosa —gruñe Antosha.
—Sabes que no podíamos, pero ahora sí. El acuerdo ya expiró y aún no lo hemos renovado —habla Arman. Ahora está frente a nosotros.
—¿Quién es ella? —pregunto. Me siento excluido. No tengo idea de a quién se refieren ni qué pasó.
Sé que Antosha lo sabe. Supongo que sus hermanos se lo contaron, pero por el apuro no tuve tiempo de preguntar y no me gusta quedarme sin información.
—Charlotte...
—¿La hija del Alfa de Alfas? —interrumpo a Arman.
—Esa misma —contesta Antosha. Es obvio el desagrado que siente por ella—. Entonces, ¿ya la podemos sacar?
—Sí, pero debe ser de forma justificada o hacer que ella quiera irse —responde Arman.
—Lo segundo es imposible —gruñe de nuevo Antosha.
—¿Por qué ella está aquí si no es su manada? —Por primera vez, ella habla, pero mira a Arman.
—La manada del hijo mayor del Alfa de Alfas acaba de entrar en guerra con otras manadas. Saben que su padre quiere dejar de ser el Alfa de Alfas o al menos empezar a entrenar a su sucesor. Por eso intentan quitarle poder a través de su hijo, pero fue astuto y, antes de que esta guerra empezara, envió a sus hijos menores a diferentes manadas.
—Lo que me sorprende es que sean manadas vecinas, pero es una buena estrategia —intervengo en la conversación.
—¿Quién se está quedando en tu manada? —pregunta Anakin, mirándome serio.
—Sus dos hijos menores. Otro dolor de cabeza. Son Alfas y es difícil mantenerlos bajo perfil. Al menos Charlotte solo es una delta con un aura fuerte que ella misma sabe ocultar si lo desea.
Apenas hablo de ella, toda la atención de mi mate se centra en mí. Me enderezo en mi lugar. Vaya, esa pequeña hembra no solo puede hacer que mi alma se desnude ante ella, ahora sé que también puede intimidarme. Sus grandes ojos han cambiado de color. Creo que a partir de ahora eliminaré cualquier cosa que tenga que ver con Charlotte de mi vocabulario.
—¿La conoces?
—Sí. Su padre me la presentó, pero la rechacé. Él está muy interesado en casarla con un Alfa y ella está más que dispuesta a cumplir los deseos de su padre. Supongo que por eso la mandó aquí y no a mi manada.
No soy de los que tiran la pelota, pero me da miedo cómo me mira.
Como pensé, ahora sus ojos están puestos en ellos. Supongo que es justo: por no incluirme en su conversación, por tenerme desinformado. Ahora ellos están siendo sometidos al escrutinio de nuestra mate.
—¿Ella quiere casarse con ustedes?
—No sabíamos que eso era lo que quería, pero sí estuvo intentando acercarse a nosotros. Obviamente la rechazamos con cortesía... a excepción de Antosha, que la terminó empujando —dice Arman.

ESTÁS LEYENDO
Zinerva: Legado de Amor
WerewolfSaga: Petrovic Libro: 3 En un mundo donde el destino y la magia se entrelazan, Zinerva una lobita café sin manada, se ve envuelta en la profecía que predice una guerra descomunal liderada por cuatro Alfas Puros. Su simple atracción hacia estos cuatr...