LOGAN

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PERSPECTIVA DE APRIL

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PERSPECTIVA DE APRIL.

Las lágrimas de emoción no paraban, mi corazón se derretía en un charco de emociones y la conexión que sentía con Ethan se multiplicó de manera exponencial.

¡Cuando vi aquel corazoncito latiendo en la pantalla, todo mi mundo cambió! ¡Las ansiedades, las dudas y las preocupaciones se habían esfumado dando paso a una sensación de pura felicidad y expectación!

Ethan lucia completamente jubiloso, el azul intenso de sus ojos destellaba felicidad y orgullo. Juntos formábamos parte de algo mucho más grande que latía con fuerza en mi vientre.

—Seis semanas y dos días…—repitió sonriente mientras conducía de camino a la boutique.—Estoy seguro de que lo concebimos la noche que fuimos al pueblo.—dijo con firmeza.—En esa ocasión no usamos protección.

—La verdad es que a partir de allí no solíamos ser muy constantes con la protección y sin mencionar que yo no me llevo del todo bien con el método de las pastillas.—confesé.

—En el fondo creo que ansiaba esto.—tomó mi mano y la besó.—Le pediré a Eugene que se encargue de la mudanza. Aunque en realidad no necesitan traer nada de tu departamento. Puedes decorar y escoger todo a tu gusto, los muebles, los enceres, la ropa…Todo.

—¿No crees que estás exagerando? Tu departamento es encantador tal como está, no tengo nada que cambiar. Además espero poder empacar yo misma.

—Nena, ya no es mi departamento, es nuestro. Y quiero que lo hagas tu hogar y para eso debes adaptarlo a ti.—explicó sonriendo iluminando mi vida.—Abre la guantera, allí hay algo que es tuyo.

Mi entrecejo se frunció con extrañez, mientras seguía sus indicaciones y me conseguí con una caja de piel negra y en una de sus orillas se leía: CENTURIÓN.

Abrí la caja y en un envoltorio de tela negra se hallaba la tarjeta con una nota de bienvenida al selecto grupo de CENTURIÓN. Lo miré incrédula. Estaba entregándome una tarjeta Black de American Express…

—No, no Ethan. ¡Esto es demasiado…

—Nena, nena escúchame…

—No puedo aceptarla… yo no necesito gastar tanto dinero… Ethan…

—April, calma. Si la necesitas, con ella cubrirás todos tus gastos de ahora en adelante, sin importar lo que sea.

—No es necesario. Los gastos del bebé podemos cubrirlos ambos, también soy capaz de ofrecerle lo mejor.—expliqué y él negó con la cabeza.

—¿Quién crees que soy? O ¿A quién crees que llevas en el vientre?—cuestionó con un ceja enarcada.—Absolutamente nada será cincuenta-cincuenta.—declaró firme.

—¿Y sesenta-cuarenta?—pregunté aun sabiendo la respuesta.

—April, no hay manera de que eso suceda. Lo mío es un cien por ciento y no está abierto a discusión. Eres mi mujer y tendrás todos los privilegios que eso conlleva.

TERCER ENCUENTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora