Pero Tú!

Prólogo

Viernes.

Me froté las húmedas palmas de mis manos en los vaqueros, respirando hondo ante la puerta del cuarto de baño donde Calle acababa de encerrarse. No me sirvió de nada; seguía teniendo los músculos tensos.

Ojalá hubiera otra manera... Pero no la había
y lo sabía. No existía otra opción.

Se me aceleró el corazón mientras forzaba la puerta. El aire húmedo y fragante me envolvió. Todo olía a ella, a lirios frescos y vainilla; todo a dulzura. Era demasiado excitante. Como
siempre, me puse dura al instante.

Dios, ¡cómo amaba a esa mujer!

Al verme, ella contuvo la respiración y estiró
el brazo para coger la toalla. Yo llegué antes, encantada de que sólo llevara puestas unas bragas de encaje azul claro. Su suave piel dorada y exuberantes pechos con enhiestos pezones rosados que me tentaban como nada en el mundo. Sus empapados mechones castaños le caían por la espalda, enmarcando su cara recién lavada. Apenas podía esperar para volver a estar dentro de ella, para abrazarla.

El día anterior ella no estaba preparada
y no la presioné, no había disfrutado de la íntima y sedosa intimidad de su sexo.

Pero esta noche, las espadas estaban en alto.

Al darse cuenta de que no iba a darle la toalla
y de que me interponía en el camino hacia su ropa, Calle me miró orgullosa, con la barbilla alzada.

-¿Qué quieres ahora? Ya te he dicho cómo
me siento y lo que necesito. Si lo que pretendes es impedir que me vaya, no lo conseguirás.

Ah, esa terca vena de ella que tanto me gustaba. En condiciones normales discutiría con ella hasta que ambas nos cansemos, o hasta que
decidiera seducirla y hacerla gritar de placer. Pero esta situación estaba muy lejos de ser normal. Hasta que amaneciera, lo más importante era protegerla. Era lo único indispensable. Sólo conocía una manera de conseguirlo...Concederle lo que tanto deseaba.

Algo que me destrozará el corazón.

No me hacía ilusiones, jamás volvería a ser la misma. Iba a sentirme tan jodida, miserable
y sola como siempre se había sentido mi padre durante los últimos quince años.

Siempre había jurado que haría lo que fuera cuando encontrara a una mujer que lo significara todo para mí. Y, maldita sea, en unas horas no me quedará más remedio que dejarla ir.

Me crucé de brazos para contener el deseo de abrazarla, de perderme en su tentadora piel...
y no detenerme jamás.

-Para empezar, si te vas a casa no sólo te expondrás tú misma al peligro, sino también
a tu familia. Puede que tú no sepas quien es el infeliz que te amenaza, pero él te conoce muy bien. ¿No crees que podría atentar también contra todos a los que amas?

Calle alzó la barbilla con terquedad, pero asintió con la cabeza, aunque no quisiera reconocerlo, sabía que tenía razón. A pesar de ello, tenía que poner las cartas sobre la mesa y sabía de sobra que la mía era la mano perdedora.

-Quiero proponerte un trato, cielo. Hoy haré todo lo que sea necesario para neutralizar la amenaza que pesa sobre ti. Mañana serás libre en todos los aspectos. -Apreté los puños-. Incluso firmaré los putos papeles del divorcio.

En cuanto escupí esas palabras, quise poder borrarlas. Para mí, ella lo era todo... Lo había sido desde el momento en que la vi por primera vez. Deseé poder conseguir que lo entendiera pero, a menos que también me amara, que aceptara mis necesidades y las de ella, estábamos condenadas.

La sorpresa fue evidente en su expresión, junto con algo de... ¿pena, tal vez? ¿O quizá sólo estaba viendo reflejados mis propios deseos?

Ella suavizó el gesto.

-G-gracias por ser, finalmente, un poco razonable.

¿Razonable? Dentro de cinco segundos no pensará así.

-Pero sólo lo haré si pasas esta noche conmigo.

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Por ahí me pidieron Poché gip 👀🫡

Vamos a embarcarnos en esta nueva aventura; llena de lujuria, tensión, pasión y ¿drama? Claro que sí.

Será corta, pero muy intensa 🔥

Mañana por la tarde subo el primer capítulo.