Capítulo 21

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María José Garzón

Conducía por la carretera principal a través de la noche mientras mi suegra dormía en el asiento trasero. Después de que Calle hizo la maleta de su madre con rapidez y de tener que amenazar al cabrón de Mike con acabar con su vida si no se apartaba de mi camino, llamé a la enfermera para cancelar sus servicios, asegurándole a Mafe que eso sería lo más prudente hasta que estuviera recuperada. Luego conseguí las medicinas pertinentes y nos pusimos en camino.

Veo a Calle clavar los ojos en la oscuridad de la noche a través de la ventanilla con la mirada perdida, parecía agotada y desorientada. Contuve una maldición. Ella había tenido un día muy duro y yo no le había facilitado la labor. De hecho, me di cuenta de que lo había jodido todo. Después de observar que Mafe permitió que su esposo la tratara como si sus necesidades y deseos no fueran importantes, comprendí a la perfección los miedos de Calle.

Antes sabía, a nivel teórico, que su padrastro era un controlador hijo de puta, pero no había caído en cuenta de que lo era porque Mafe se lo permitía... Y eso era lo que más temía Calle, acabar siendo como su madre.

Su afilada y sexy vivacidad me había intrigado desde el principio. Añadido a su sumisión natural, ella me había atraído como ninguna otra mujer. Aunque había intentado explicárselo en repetidas ocasiones, al final había dejado de pensar con la cabeza que tengo sobre los hombros.

¿No era una putada? La confianza de que todo iría sobre ruedas respecto a nuestra relación después de hacer el amor esta mañana, se había ido a pique al ver interactuar a Mafe y a Mike.

-¿Estás segura de que a tu padre no le importará tener compañía? -preguntó mi esposa en medio del oscuro silencio.

Miré a Mafe por el espejo retrovisor antes de volver la vista a la carretera.

-Ahora que está en casa tras la última misión, agradecerá la compañía, cielo.

De hecho, podría ser bueno para los dos. Como mínimo, el Coronel y mi suegra se harían amigos, y de eso nunca se tenían demasiados.

-Odio aprovecharme de él así. Estoy segura de que tiene mejores cosas que hacer que ser niñera de mi madre.

-El Coronel necesita relajarse y esto le servirá de entretenimiento. Tiene un montón de hombres y mujeres dispuestos a hacer el trabajo duro y, sin embargo, sigue trotando por el mundo detrás de los criminales en busca de adrenalina. -Ya no le quedaba otra cosa desde que había permitido que su mujer lo abandonara.

-Gracias. -me miró finalmente, me cogió la mano y me la apretó-. Por todo... Por haber puesto a Mike en su lugar. Eso es lo que más aprecio de todo.

Deseaba haber hecho todavía más.

-Se lo merecía. Me hubiera gustado darle una paliza, pero el imbécil seguro llamaría a la policía. Y sospecho que un incidente de ese tipo contrariaría a tu madre.

-Mucho. Gracias por contenerte, imagino lo que te habrá costado. -Esbozó una sonrisa cansada.

Deslicé el pulgar sobre la suave piel de su mano, perdida en mis pensamientos. Luego la miré con solemnidad

-Espero que sepas que jamás te trataría como Mike trata a tu madre.

Ella tragó y apartó la vista.

-Sé que nunca me humillarías a propósito ni querrías que me sintiera débil. Pero, al igual que Mike, me quieres poseer. Y me temo que, al final, te lo permitiría.

Tal y como lo había sospechado.

-Soy posesiva, cielo, no lo niego; pero jamás querría que estuvieras aislada del mundo ni que fueras infeliz. Si alguna vez tuvieras tan poco respeto por ti misma, pondría fin al matrimonio. Aunque sospecho que antes lo harías tú si llegáramos a esos extremos.

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