Daniela Calle
Tragué nerviosa saliva, mientras veía a Poché llevar a mi madre en brazos hasta el umbral de una casa a oscuras en las afueras de Tyler, Texas. Cuando entramos en aquella residencia de estilo clásico sureño, con fachadas de ladrillo y grandes ventanales, una alta sombra apareció ante nosotras. Era un hombre que poseía una buena altura y constitución. Su corte de cabello era estilo militar y entendí de dónde mi esposa había heredado tanta belleza ya que Poché compartía los mismos rasgos que su padre. El coronel era guapo como un demonio, pero estaba casi demacrado; atormentado.
¿Sería así Poché al cabo de veinte años si la abandonaba y no volviera a enamorarse otra vez?
—Hija. —El hombre se relajó al vernos —. Me alegro de verte.
—Coronel, te presento a la señora Buckley. —Él nos saludó con un gesto de cabeza.
—Mafe. —Mi madre tosió—. No tengo intención de ser una carga. Si soy un inconveniente...
—No lo es. Llámame Caleb. —Miró a Poché—. Déjala en el sofá del salón. Yo mismo la subiré a su habitación cuando termine de prepararla.
El Coronel incluso hablaba como Poché: un poco brusco y autoritario.
Me entretuve en la puerta. ¿Sería una buena idea dejar a mi madre aquí? No era probable que Mike la encontrara, y si lo hiciera, que se enfrentara a alguien tan intimidante como el Coronel pero, ¿podría recuperarse mi madre con un desconocido revoloteando a su alrededor?
—De acuerdo —dijo Poché.
En cuanto se movió para obedecer a su padre, sentí la mirada penetrante del Coronel clavarse en mí y se me detuvo el corazón.
El Coronel dio un paso adelante y la luz del vestíbulo le iluminó los rasgos. Algunas canas se asomaban en su cabello negro azabache. Ojos verdes. Atractivo, duro, exigente.
—Er... hola, señor. Soy Daniela. —Le tendí una mano, rezando para que no me temblara.
Maldije para mis adentros. Si Poché y yo no permaneceríamos casadas mucho tiempo, daba lo mismo caerle bien o no a su padre. Pero ese razonamiento no calmó mi ansiedad.
—¿Te has casado con mi hija?
—Sí.
El cogió la mano que le tendía y me miró con dureza. ¡Maldición! No pensaba encogerme ante aquella mirada evaluadora. Alcé la barbilla y le sostuve la vista, negándome a acobardarme.
—Tiene coraje, hija. —Gritó a Poché a través de la estancia—. Me gusta.
Por fin, una rígida sonrisa asomó los rasgos de mi suegro —!¿Qué!? — como si supiera que había estado conteniendo el aliento. Me guió hasta una acogedora sala, donde dominaba la decoración en tonos chocolate y una enorme pantalla plana. Me relajé pero me pregunté qué había esperado encontrar el Coronel en mí.
Poché depositó a mi madre en el sofá y la cubrió con una manta. La pantalla titilaba en silencio. Me senté al lado de Mafe y sostuve su mano temblorosa. Ella se quedó dormida casi al instante. Entre la enfermedad y la medicación, estaba exhausta.
—Está claro que tu madre necesita descansar. —El Coronel tenía los ojos clavados en ella—. Me aseguraré de que lo haga.
A mí mamá no le gustaba estar de ociosa, pero en esta ocasión era bueno para ella.
—Gracias.
Entonces él miró a Poché con el ceño fruncido.
—¿Es cierto lo que me dijiste? ¿Su marido quería que ella le hiciera la cena?
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Pero Tú!
Fanfiction(Adaptación Caché +21) 𝑼𝒏𝒂 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒊𝒂 𝒔𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕𝒂... María José Garzón (Poché) tenía todo lo que deseaba hasta que una bala le hizo replantearse su trayectoria como teniente en la Marina. Inquieta e insegura sobre su futuro, acepta una i...