Opposites Always Attract (Chaelisa)

Twenty eight

Lisa's POV.

Habían pasado días desde que descubrí las amenazas que recibió Roseanne. Ella dijo que no había vuelto a recibir ninguna desde ese día y de alguna manera no sabía si eso me hacía sentir mejor o no. Roseanne insistía en que no debía preocuparme ¿Pero cómo dejar de hacerlo? No parecía posible. 

Una parte de mí había optado por encerrarme en casa porque sabía que de ese modo Roseanne estaría aquí, a salvo y protegida. Pero la preocupación iba a terminar por hacerme perder la cabeza. 

Suspiré con frustración y tiré al suelo todo el avance de un nuevo proyecto para la universidad. Había perdido bastantes clases, pero la universidad lo había aceptado considerando mi situación actual y podía simplemente presentar los proyectos pero no tenía cabeza para ello. 

—Vaya... ¿Qué te hizo el pobre prototipo para recibir ese trato?— 

Miré sobre mi hombro sólo para encontrar a Roseanne entrando en mi nuevo estudio con el entrecejo fruncido. Odiaba que hubiese visto mi pequeño punto de quiebre. 

Suspiré y miré el destrozo que hice. 

—No es nada. Sólo... no me gustaba—

Roseanne puso sus manos en mis hombros y comenzó a masajearlos. Fue inevitable cerrar los ojos mientras me dejaba llevar por sus manos expertas. 

—Estás demasiado tensa, hermosa—susurró en mi oído—¿Qué debería hacer para remediarlo?—

—Sólo continúa con lo que estás haciendo—le pedí. 

—Tus deseos son órdenes—No necesitaba verla para saber que estaba sonriendo. Sus labios encontraron mi cuello y mientras sus manos masajeaban mis hombros, sus labios repartían besos en mi cuello que me producían escalofríos. Era una combinación letal. 

—Estoy segura que los masajes no incluyen este tipo de servicio—murmuré. 

—Considérate afortunada de que eres la única persona que recibe este tipo de servicio—respondió ella. 

Dejé que mi cabeza descansara a un lado, dándole completo acceso a mi cuello. Me mordí el labio inferior para contener el gemido que quiso escapar cuando sentí su lengua sobre mi piel.

—¿Afortunada?—cuestioné con una sonrisa—Tal vez tú eres la afortunada ¿No has pensado en eso?— 

—Oh, créeme que lo sé—repuso ella divertida. Giré mi cabeza para encontrarme con ella y no dudé en atrapar sus labios en un hambriento beso. 

En cuanto nos separamos, agarré una de sus manos y me puse de pie. Roseanne me miró con curiosidad pero no me cuestionó cuando la acomodé sobre la mesa donde minutos antes estuvo mi proyecto. Supongo que fue algo bueno después de todo... 

—¿Entonces hoy estás al mando?—cuestionó Roseanne con una sonrisa traviesa mientras me acomodaba entre sus piernas. 

—¿No lo estoy siempre?—pregunté de manera inocente, haciéndola sonreír aún más. 

Volví a besarla con ganas provocándole un gemido. Con cada segundo, la presión en mi centro se volvía más insoportable. Mis dedos intentaron desabotonar con rapidez su camisa pero los botones no cooperaban y no me sentía realmente paciente por lo que simplemente jalé de esta con fuerza haciendo que los últimos botones volaran por el aire. 

—¿Impaciente, hermosa?—cuestionó Roseanne. Odiaba que aún desde su posición, ella estuviera al mando. Siempre tan en control ¡Ugh! 

Mis dedos recuperaron su motricidad y de un rápido movimiento, desabrocharon el sujetador y me deshice de el. Sus pechos quedaron libres, notaba sus pezones erectos y se veían tan apetecibles que se me hizo agua la boca.