Capítulo 20

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Sabía que estaba tardando mucho y que su ausencia podría causar sospechas, sin embargo, no se sentía lista para salir de aquel servicio que se había trasformado en su refugio, para que nadie la viera llorar.

Porque no fueron aquella palabras las que le dolieron, fue el cómo fueron pronunciadas lo que la hacía sentir ese profundo dolor en el pecho, que hasta ahora era desconocido para ella. Sabía que eso era su culpa, sabía que Samanta la quería con ella, sabía que quien frenó cualquier mínima posibilidad de Samanta de una relación había sido ella, había decidido no volver a enamorarse después de varias desilusiones... Negándose a responder con sinceridad a las palabras de Samanta, después de haber hecho el amor en su habitación.

¡Pero porque carajos tenía que decirle a esa estúpida que la quería sino era cierto! Porque se negaba a creerlo, se negaba a pensar que Samanta pudiera tener más sentimientos por Jess que por ella.

-Esto no me puede estar pasando-. Se repetía-. Yo soy Abril Garza, ninguna estúpida zorra va a venir a quitarme lo que es mío, mío-.

Y aquellas frases la hicieron tomar su pose de guerra, porque Abril Garza era la reina y había llegado ahí luchando, batalla tras batalla y si alguien se estaba atreviendo a querer algo que era suyo, la reina le iba a demostrar que nadie después de haber estado con ella, podía si quiera pensar en otra persona, nadie.

Sin importar el titulo que ostenta, porque Jess podría ser la novia, pero la dueña era ella y sólo ella. Se limpió aquellas últimas lágrimas y salió, porque una reina no llora, una reina pelea.

Buscó a Samanta en la fiesta y Rocio al verla le hizo una seña de que fuera hacía la cocina, al irse acercando, escuchó algunas risas cómplices provenientes de un sector más alejado por lo que las siguió. Y cuando llegó, no pudo dejar de sorprenderse ante la imagen que vio, era ¿adorable?.

-¿Qué hacen?-. Preguntó Abril para hacerles saber que estaba ahí-.

Samanta se giró de inmediato e hizo el intento de tapar con su cuerpo una pequeña mesita dónde se encontraba el pastel.

-Nada-. Respondió la chica con las mejillas algo sonrojadas -.Abril miró a su abuelita que reía pícaramente pasando una servilleta por su boca para borrar cualquier vestigio de culpabilidad.

-¿Seguras que nada?-. Preguntó nuevamente alzando una ceja y haciendo un lado a Samanta-. Porque yo no creo que el pastel que encargó mamá, haya venido así con un trozo menos-.Samanta no sabía que decirle a Abril, por lo que mantenía su mirada baja.

-Y yo creo que no hay para que decirle a tu madre, además tu sabes que a veces me baja el azúcar y tuve suerte que Samanta me ayudara-. Explicó su abuela bajándole la importancia-. Oír el nombre de su chica de boca de la abuela la causaba gracia.

-¿Te engaño con que se marea si no consume algo dulce, no es verdad?-.Preguntó Abril divertida a Samanta-.

-Hee... no, nadie engaño a nadie, somos cómplices en esto-.Respondió la chica haciéndole un guiño a la abuela Garza-.

-Veo que ustedes se llevan de lo más bien-. Expresó la Castaña sorprendida-.

Abril no estaba acostumbrada a que su abuela cediera con facilidad ante sus amigas. Porque había sido aquella mujer, quien le había enseñado que la mejor defensa era atacar primero, quien la ayudo a criar y siempre le dijo que un Garza jamás era humillado y que siempre debía estar en lo más alto. Su abuela, era a quien siempre ha querido hacer sentir orgullosa.

-Es una muchacha encantadora y muy gentil que se dio el tiempo de hablar con esta anciana-. Expresó la abuela-.

-¿Qué le hiciste a mi abuela y quien es ella? Porque agradable y gentil no están en su vocabulario-. Dijo la Castaña mirando a Samanta-.

Inalcanzable - rivari g!p Donde viven las historias. Descúbrelo ahora