Capítulo 33

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Samanta cerraba los ojos con impotencia esperando firmemente que al abrirlos abril no estuviera ahí, mirándola de manera inocente cómo si todo aquello fuera una jodida casualidad. Porque si de algo estaba segura, es que, si la Castaña estaba ahí, era por cualquier cosa menos por obra del destino.

- ¿Me vas a dejar pasar o tendré que pasar por sobre ti? - Preguntó la Castaña reprimiéndose una carcajada al ver el rostro desencajado de Samanta-. La chica de ojos marrones se levantó de mala gana, mascullando palabras no muy agradables para dejar pasar a abril a su asiento.

La Castaña se ubicó calmadamente dónde le correspondía, abriendo su bolso de mano de dónde sacó un espejo y se miró para ver si su maquillaje estaba perfecto o necesitaba retoque. Samanta por el contrario hasta su miedo a volar había olvidado al ver que abril hacía cómo si esa situación fuera lo más normal del mundo.

- ¿Qué haces aquí? -. Le preguntó Samanta rompiendo ese infernal silencio-.

-Eso ya me lo preguntaste-. Respondió retocando levemente su maquillaje-. O es que ahora hay que repetirte las cosas, pensé que odiabas eso-. Agregó sarcástica guardando el pequeño accesorio-.

-Sabes a que me refiero ¿A qué vas a New York? -. Inquirió con poca paciencia-.

-No tendría por qué responderte eso, porque lo que yo hago no te incumbe, pero cómo ando de buen ánimo te lo diré-.

-Muchas gracias, me siento profundamente afortunada por tu cortesía-.Expresó irónica copiando la actitud de abril-. Abril le mantuvo la mirada.

-Voy a New York a la convención médica-. Contestó con una sonrisa de suficiencia y toda esa arrogancia que desprendía la reina de la Academia-.

- ¡Tú que! -. Exclamó Samanta-. Quien no pudo seguir cuestionando a abril porque la azafata comenzaba a dar las órdenes para que se abrocharan los cinturones y apagaran cualquier aparato electrónico y advirtiendo algunas turbulencias.

Samanta se olvidó por unos segundos que abril estaba a su lado, cuando sintió al avión comenzar a despegar, se aferró a los pasa manos y comenzó arespirar profundo para tranquilizarse. Abril notó que la chica estaba algo nerviosa.

- ¿Estás bien? -. Preguntó una amable Castaña-.

-Sí-. Mintió-.

-No te ves nada bien-. Expresó acercándose un poco más-. ¿Acaso tienes miedo a volar? -. Le preguntó con una risita-. Samanta le dio una mirada fulminante por burlarse de ella. -Bien, lo siento ¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor? -. Preguntó con ese tono de voz que a Samanta la enloquecía-.

-abril -. Le advirtió-.

- ¿Qué? Lo decía porque podría tomar tú mano o algo así-. Expresó haciéndose la desentendida de su doble intención anterior-.

-Estoy bien, gracias-. Contestó firme y haciéndose la valiente-.Situación que cambio al sentir cómo el avión se movía más de lo normal, lo que produjo que se aferrara de manera inconsciente a la mano de abril, quien al sentir esa calidez que tanto extrañaba, sonrió.

Le comenzó a acariciar el dorso de la mano con cariño para calmarla, se acercó de a poco para susurrarle. Le parecía tan tierno ver a su Samanta tan vulnerable, porque en la mayoría de las ocasiones la chica se veía fuerte, siempre protectora, como si nada en el mundo pudiera afectarla. Nada, menos ella claro, porque abril sabía que lamentablemente ella si había logrado herir a Samanta.

-Ten calma, si, ya pronto se acabara la turbulencia-. Le susurraba tiernamente sin dejar de acariciar su mano-. Sólo tienes que olvidarte que estamos aquí-.

Inalcanzable - rivari g!p Donde viven las historias. Descúbrelo ahora