Padres comprensivos

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Ya tenía planeado pedirle a Pablo que fuera su novio, tal vez no sería tan romántico y la gran cosa debido a que el sevillano seguiría en el hospital, pero al menos tenía la idea de lo que planeaba hacer.

—Creo que me voy a desmayar —dijo tratando de hacer ejercicios de respiración para tranquilizarse.

—¿Por qué estás nervioso? —preguntó Ferrán desde el sillón— Tus padres son increíbles y demasiados comprensibles, además estoy seguro que Fer ya lo sabe.

Ese era el problema, una parte de él sabía que sus padres lo entenderían y aceptarían lo suyo con Pablo, pero otra parte le decía que sería lo contrario, que su madre le daría la espalda y su padre le diría que estaba decepcionado. Y no estaba preparada para eso, tocaron el timbre, seguro eran sus padres ya no tenía ganas de contarles.

—Ferrán —el mencionado se puso de pie y fue a abrir la puerta.

Las manos le sudaban, nunca había estado tan nervioso ni cuando fue su primer día como jugador del barça, pasó su mano por su cabello, escuchó la voz de sus padres saludando a Ferrán, había llegado el momento, se repitió a si mismo que todo estaría bien.

—Cariño —su madre le dió un beso y luego un abrazo—, ya te extrañabamos.

—Déjalo mujer que lo estas dejando sin aire —la señora se apartó de su hijo y fue el turno de su padre de abrazarlo—, mi chico ¿cómo has estado?

—Bien —contestó Pedri separándose de su padre— ¿y ustedes como están?

—Muy bien, las cosas están bien con la tasca —habló su madre sentándose en el sillón.

—Eso es increíble —dijo sentándose en frente de sus padres con Ferrán a su lado.

—Ya que todos estamos bien —habló el valenciano y todos los voltearon a ver—, Pedri les quiere decir algo.

Él sintió las miradas de sus padres, estaba nervioso.

—¿Qué es lo que quieres decirnos, hijo?

La voz de su padre era tranquila como siempre, tenía que hacerlo, si quería que Pablo fuera su novio tenía que decirle a su familia primero.

—Yo...

—Cariño ¿esta todo bien? —miró a su madre y asintió.

—Tú puedes —le susurró Ferrán y le dió un apretón en el hombro.

—Venga Pedri que tengo cosas que hacer —habló su hermano recibiendo una mala mirada por parte de su padre.

"Son nuestros padres, ellos nos van a entender, solo diles"

Respiró y luego exhalo, la vocecita en su cabeza tenía razón.

—Lo que sucede es que... —guardó silencio— Joder, esto es tan difícil.

—¿Te gusta alguien? —preguntó su madre y él asintió.

—¿Conocemos a ese alguien? —le siguió su padre, de nuevo Pedri asintió.

—¿El nombre de ese alguien empieza por P? —lo miró Fer con una sonrisa, otra vez el canario asintió.

—¿Por casualidad ese alguien es Pablo? —su madre lo miró con ternura.

—Sí —suspiró Pedri—, se que no es algo que se esperaban, pe-

—La verdad si lo esperábamos —comentó Fer—, no eres bueno disimulando tus sentimientos, hermanito.

—Y Pablo tampoco disimula —Rosy se puso de pie y fue a darle un abrazo a su hijo—, me alegra que al fin admitas lo que sientas y que tuvieras la confianza para contarnos.

Una navidad junto a ti (Gadri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora