Epílogo

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Si a Pedri le hubieran dicho que se enamoraría de su mejor amigo, que sufriría por ese amor, que se haría novio de Pablo, que tendría un accidente en el cual se olvidaría de todo, y que días después recordaría, volvería con Pablo y seguirían siendo novios, claramente le diría a esa persona que tenía mucha imaginación y que buscara ayuda.

Pero ahora, mientras ve a Pablo jugar con Doggy, un hermoso golden retriever, siente que no hay nada imposible.

—Spirit —le llamó, a lo que el menor hizo mala cara.

—Cuatro años de estar juntos y no dejas de llamarme así —dijo Pablo, acariciando a Doggy.

Pedri se acercó a su novio con una sonrisa.

—Es que amo la cara que pones. ¿A que es lindo Doggy? —el perro ladró y movió su cola—. Buen chico.

Se adentraron a la casa, con Pedri picando a Pablo.

—Eres insoportable, González —bufó Pablo, sentándose en el sillón.

—Y así me amas.

—No puedo negarlo.

Pedri se iba a acercar a besarlo, cuando el timbre sonó. El canario maldijo en su mente.

—Ve a abrir —le sonrió Pablo—, yo estoy cansado de jugar con Doggy.

El mayor asintió, no sin antes darle un pequeño beso en los labios a Pablo. Al abrir la puerta, se sorprendió al ver a Ferrán, Eric, Fermín, João y Ansu.

—Se te ha olvidado, ¿verdad? —habló Eric.

—Yo dije que se le olvidaría —siguió Ferrán.

—El amor lo trae en las nubes siempre —fue el turno de Ansu.

—¿Nos dejas pasar? —preguntó Fermín.

Pedri se hizo a un lado, dejando pasar a sus amigos. El canario había olvidado que había quedado con los chicos, pero es que ha tenido muchas cosas en su cabeza.

—Chicos, hola —saludó Pablo—, ¿qué hacen acá?

—Otro que se le olvidó —Ferrán fue a sentarse.

—Por eso yo no tengo pareja —dijo Ansu.

—Tú no tienes porque nadie te quiere —se burló Fermín.

—João, dile a tu novio que no me ofenda —el moreno vio al portugués, quien no había dicho nada aún.

—Basta, venimos a ver a Pedri y a Gavi, no a discutir la razón por la que Ansu no tiene pareja —les regañó Eric.

—Eric tiene razón, ¿cómo están? —preguntó João, pasando un brazo por encima de los hombros de Fermín.

Así empezó una tarde llena de charlas, risas y anécdotas. Pedri se sentía afortunado de tener a sus amigos y a Pablo a su lado.

* * * * *

En los días siguientes, Pablo notó que Pedri estaba un poco extraño. Aunque seguía siendo el novio cariñoso de siempre y uno de los mejores centrocampistas del Barça, había algo en su comportamiento que lo inquietaba. Pedri parecía nervioso, iba de un lado a otro y tenía largas llamadas telefónicas que terminaban con una sonrisa enigmática.

Una noche, Pablo decidió salir a cenar con Fermín y Ansu. Habían planeado encontrarse en la casa de Fermín para pasar un buen rato. Mientras tanto, en casa de Pedri, se preparaba una sorpresa. Eric, Ferrán y Fer, el hermano de Pedri, estaban en un caos organizando todo.

—¿Estás seguro de que esto va aquí? —preguntó Ferrán, sosteniendo una guirnalda.

—Sí, sí, confía en mí —respondió Eric, aunque su tono no era muy convincente.

Una navidad junto a ti (Gadri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora