Una navidad junto a ti (Gadri)

Aléjate

—¿Estás seguro?

Lo vió asentir.

—Por favor déjame besarte.

Pedri lo miró esperando que él mostrará un rastro de arrepentimiento, pero Pablo solo le mantuvo la mirada, el canario supo que él enserió quería besarlo, así que puso su mano derecha en su mejilla y su mano izquierda en su cintura, se acercó con un poco de duda.

—Aún puedes arrepentirte —dijo a punto de que sus labios se rosaran.

—Solo besame tonto.

Pedri cerró sus ojos y juntos sus labios, no quería asustarlo, así que cuando sintió que Pablo se relajaba empezó a mover sus labios, era una como un baile suave, pudo sentir la mano de Pablo en su nuca, acercandolo más, sonrió entre el beso, para luego separarse.

—Creo que no besas tan mal —habló divertido.

—¿Estás seguro de lo que sientes por mí? —preguntó mirándolo fijamente.

Tenía miedo por lo que podía pasar si aceptaba que todo eso era real, tenía miedo de que Pedri estuviera enamorado de él y sobre todo tenía miedo de aceptar que él también sentía lo mismo por el canario.

Pedro acarició su mejilla, cerró sus ojos por un momento —Nunca había estado tan seguro de algo, me enamoré de ti, Pablo y no me arrepiento de haberlo hecho.

—¿Y si todo sale mal? —Pedri abrió los ojos, encontrándose con la mirada asustada del menor.

—¿Qué podría salir mal?

Pablo se acomodó en la cama, hizo una mueca de dolor por mover su rodilla.

—Todo —dijo, por fin dejaba salir lo que le generaba dudas—, tengo miedo, nosotros no somos iguales al resto, somos figuras públicas, Pedri ¿entiendes eso?

—Lo entiendo, esto sonará horrible, pero —guardó silencio por un momento y luego lo miró— ¿no cree que estás pensando demasiado en el futuro? Apenas estás empezando a aceptar lo que sientes por mí, no puedes pensar en cuando seamos pareja, aún puedo ver el miedo y las inseguridades en tu mirada,
primero tienes que pensar en ti.
Podemos intentar y ver si esto funciona, podemos empezar cuando tú te sientas cómodo con esto, pero no es tiempo de preocuparnos por los demás.

Pablo no entendía, no lograba hacerlo, ¿acaso estaba mal pensar en el futuro? No quería apresurar las cosas, solo quería hablar sobre una de sus preocupaciones, pero al parecer no debió de hacerlo, tampoco debió de pedirle que lo besara, tal vez todo estaba siendo un error.

—Tienes razón —dijo, haciendo que Pedri suspirara aliviado —, debo pensar en mi primero, debo aclarar y despejar mis dudas e inseguridades, debo de mejorar para poder intentar algo contigo.

El canario se alegró de que el menor hubiera entendido sus palabras.

—Entonces, es hora de dormi-

—Y para eso necesito que te alejes de mí —lo interrumpió con la mirada fija en sus manos en un gesto de nerviosismo.

—¿Qué?

—Para que pueda mejorar y sentirme seguro con lo que siento, necesito que te alejes de mí.

—Acabamos de besarnos y ¿ahora me pides que me aleje de ti?

Empezaron a tocar el timbre, una y otra vez.

—Deberías ir a abrir la puerta —dijo desviando el tema.

Pedri lo miró por última vez para luego ponerse de pie e ir a ver quien tocaba la puerta a esa hora, se sorprendió un poco al ver a Fermín.

—Pedri —saludó con una sonrisa—, he venido porque Aurora me ha llamado, quería que viniera a ver que todo estuviera bien, ¿y Pablo?

Esa podía ser su oportunidad de irse a casa, tenía que pensar las cosas y además Pablo le había pedido que se alejara, odiaba eso, no quería alejarse de él.

—Esta en su habitación —se hizo a un lado—, ya que estás aquí deberías quedarte a cuidarlo.

Fermín miró como Pedro tomaba sus cosas.

—¿Esta todo bien?

Pedri le dió una palmada en su hombro.

—Esta todo perfecto, no dejes que se ponga de pie y cuídalo, lo digo en serio, y no me refiero solo a si tiene dolor en su rodilla.

—Yo me quedaré con él, no te preocupes de todas formas no es la primera vez que lo hago, lo conozco Pedri, él es mi mejor amigo.

El canario asintió, miró la puerta de la habitación de Gavi, aún podría quedarse, pero no podía hacerlo tenía que irse, eso no estaba haciendo sano para su mente, se puso su chaqueta, se despidió con la mano de Fermín, para luego salir de la casa, respiró hondo, nunca pensó que enamorarse de Pablo sería así, lleno de confusión, porque con el sevillano a veces era un quédate y luego era un aléjate, y Pedri sabía que eso no estaba bien, pero no podía poner un alto y tal vez eso le traería consecuencias.