Pedri estaba sentado en una silla junto a la ventana, observando el tráfico de la ciudad desde el décimo piso del hospital. Había preparado la habitación con ayuda de Eric y Ferrán, colocando luces de colores y un proyector que llenaba el techo con estrellas y planetas que brillaban en la oscuridad.
—Creo que es hora de irnos —habló Eric dándole una palmada en el hombro—, todo saldrá bien.
—No hay manera de que Gavi te diga que no —Ferrán le regaló una sonrisa.
—Gracias por venir a ayudarme, sois los mejores.
—Al fin estamos de acuerdo en algo —dijo el valenciano saliendo de la habitación.
Eric metió sus manos en su bolsillos, su vuelo saldría a la mañana siguiente, la verdad se sorprendió cuando le dieron permiso de faltar al entreno y viajar a Barcelona, suspiró al ver como su ex compañero de equipo se alejaba por el pasillo.
—¡Ferrán! —lo llamó, pero este no se detuvo— ¿Por qué te comportas de esa forma? Deja de caminar y hablemos.
El valenciano se detuvo, algo le decía que tenia que alejarse del catalán, pero de ignoró eso y se volteó para verlo.
—¿Qué quieres Eric? ¿No tienes que tomar un vuelo para ir con tu equipo?
Al escuchar las palabras de Ferrán, Eric entendió todo, había sido un jodido ciego al no verlo, intentó acercarse, pero él dio unos pasos hacia atrás.
—Lo siento —dijo con la mirada fija en él.
—¿Por qué? ¿Por irte? ¿Por abandonarnos? ¿Por ser un mentiroso?
Ferrán había querido evitar esa conversación, odiaba tener que enfrentarse al catalán, odiaba no poder controlarse cuando se trataba de él, era un sentimiento raro.
—No los abandone y tampoco les mentí-
—Lo hiciste, dijiste que el club te cedió porque Xavi lo había pedido, pero no fue así. —Eric bajó la mirada— Tú pediste que te cedieran, tú decidiste irte, no pensaste en nosotros, no pensaste en mí.
Lo último lo dijo en un susurro, un susurro que llegó a oídos del catalán que no sabía cómo reaccionar, nunca quiso dejar a sus amigos, pero tuvo que hacerlo.
—Lo hice por mí, amo el fútbol y al barça, pero todo jugador quiere jugar y ambos sabemos que estar en la banca no es agradable —dió unos pasos hacia él—, decidí irme porque quería una oportunidad de demostrar lo bueno que soy, solo quería encontrar un club en el que pudiera jugar, y lamento si mi decisión te molestó, pero estaba buscando lo mejor para mí.
Había verdad en lo que decía, pero Eric sabía que existía otra razón por la que había decidido irse cedido, Ferrán miraba al catalán, estaba siendo un poco injusto con él.
—Pedri te necesitaba, Gavi te necesitaba —suspiró—, yo te necesitaba, pero tienes razón, irte fue la mejor decisión que pudiste tomar.
Con eso Ferrán se dio la vuelta y siguió su camino, Eric se quedó ahí, viendo como él se iba y sintiendo como todo aquello que había querido ocultar, volvía de nuevo.
Pedri movia su pierna en un acto de nerviosismo y ansiedad, después de lo que pareció una eternidad, la puerta se abrió y entró Pablo. Sus ojos se iluminaron al ver la habitación transformada en una galaxia de ensueño, no podía creer lo que estaba viendo, la enfermera lo ayudó a llegar a la camilla, le sonrió en forma de despedida y dejó solo a ambos jóvenes.
—Wow —dijo con asombro—, esto es asombroso, es que... joder, me encanta ¿alguna vez te dije lo mucho que me gustan las estrellas y las galaxias?
—Lo hiciste, estábamos en mi casa y no podías dormir, así que me dijiste que saliéramos a ver un rato el cielo porque amabas ver las estrellas y justo habían dicho que esa noche el cielo estaría estrellado. —Pedri se levantó de la silla y se acercó lentamente a Pablo, con una sonrisa en su rostro— Recuerdo como la luz de la luna iluminaba tu rostro, sabias que tienes un hermoso perfil, tus lunares reslataban y ni hablar de tu sonrisa, Pablo tienes una sonrisa que enamora.
—¿Exactamente cuándo te empecé a gustar? —cuestionó curioso y con un pequeño rubor en sus mejillas.
—La noche en que dormiste conmigo porque tenias miedo de dormir solo porque acabábamos de ver una película de miedo —se sentó en un lado de la cama.
—No tenía miedo —se cruzó de brazos.
—Claro, por eso gritaste y luego llegaste corriendo a mi habitación, pidiendo que te dejara dormir conmigo.
—Te dije que escuche algo —intentó defenderse.
—Yo creo que solo buscabas una excusa para dormir conmigo —lo miró con una sonrisa ladina.
—No te creas mucho pepi. —desvió su mirada hacia al techo— ¿Por qué has hecho esto?
—¿Acaso no puedo darle una sorpresa a mi chico? —Pablo volvió su mirada al canario— La verdad es que quiero decirte algo.
—¿Es algo malo? —la preocupación se asentó en su mirada.
—Claro que no —tomó su mano—, o bueno eso espero.
—Pedri ¿qué pasa?
El canario miró a Pablo a los ojos y le habló con voz suave pero firme.
—He estado pensando mucho en hacer esto, sabes que me gustas, me gusta cada parte de ti y tu forma de ser, me gusta la forma en que te ríes y los lunares en tu rostro —acarició el dorso de su mano—, confieso que cada vez que te veo me pierdo en tu mirada porque tienes unos hermosos ojos, y me he dado cuenta que no puedo estar lejos de ti, estas siempre en mi cabeza, siempre he sido buenas con las palabras, pero siento que estoy siendo un tonto en este momento.
—Esta bien —dijo con cariño—, no estás siendo un tonto, además me gusta verte así de nervioso y más si el motivo de tu nerviosismo soy yo.
—¿Estás disfrutando verme de esta forma?
—Tengo que admitir que sí —sonrió y acercó su rostro para unir sus labios en un beso corto—, creo que es momento de que yo termine lo que quieres decir, ¿te gustaría ser mi novio?
—Ya sabes la respuesta —dijo acariciando su mejilla.
—Pero quiero escucharla —susurró.
Ambos estaban cerca, sus respiraciones se mezclaban, Pedri pudo ver ese verde en los ojos del menor.
—Acepto ser tu novio, spirit —intentó besarlo, pero Pablo se alejó.
—Odio que me digas Spirit —hizo un puchero.
—Amor —le susurró al oído—, sabias que te vez adorable cuando haces esos pucheros.
Pablo no pudo resistirse en especial cuando él lo llamó "amor", pudo sentir como su piel se erizaba y su corazón empezaba a latir más rápido de lo normal.
—Sabías que te odio —dijo girando su cabeza para verlo.
—Puedo cambiar eso —sonrió de lado.
—¿Cómo?
Pedri volvió a juntar sus labios, esta vez su mano fue hacia la nuca del menos y sus dedos empezaron a masajear el cabello del menor, Pablo podría jurar que estaba en el cielo en ese momento.
—¿Aún sigue odiandome? —preguntó alejándose de él.
—¿Cómo podría odiar a mi novio?
"Mi novio" eso sonaba genial para Pablo, ahora Pedri era su novio, suyo y de nadie más, ambos se miraron para luego acomodarse en la camilla, Pablo con la cabeza en el pecho de Pedri y este rodeando con su brazo el cuerpo del menor, ambos contemplaron la galaxia reflejada en el techo, sabiendo que su amor era tan vasto e infinito como el universo mismo.
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Dicen que luego del arcoiris viene la tormenta o creo que va así.
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Una navidad junto a ti (Gadri)
Fiksi PenggemarSolo quiero estar a tu lado, no me alejes por favor.