Te necesito

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No podía sacarlo de su mente, su olor, su voz, su toque, la textura de sus labios, la suavidad de su cabello, el color de sus ojos. Cada vez que se despertaba sentía la necesidad de tomar las llaves del auto y conducir hasta la casa del sevillano, pero luego recordaba que él quería tiempo y la tristeza lo invadia, sentía la impotencia recorrer su cuerpo, solo escuchaba como Fermín iba a su casa o como João había pasado la tarde con Pablo, le molestaba que el portugués estuviera con él, en especial luego del partido contra el Atlético, en donde Felix le había dedicado su gol al sevillano.

Miraba la televisión sin prestarle mucha atención, luego desviaba su mirada a su celular esperando algún mensaje o llamada de su parte, pero el sabía que eso no iba a pasar. Fer notó el comportamiento de su hermano y le tiró una palomita de maíz a la cara, algo que molesto al canario que lo miró de fea forma.

—Ya quita esa cara que te ves más feo que de costumbre, mejor disfruta de la serie.

Pedri rodó los ojos, se cruzó de brazos y miró la serie, no sabía ni de qué se trataba, llevaba dos horas sentado en ese sillón, pero no estaba viendo la televisión, sino que pensaba en cierto sevillano, el timbre empezó a sonar, Fer se puso de pie para ir a abrir.

—¿Ferrán? —preguntó al ver el estado del chico, jadeando, todo sudado, el cabello despeinado— ¿Corriste un maratón?

—Y-yo sólo déjame pasar —entró a la casa— ¿Dónde está Pedri?

Fer le señaló la sala, el canario seguía intentando entender la trama de la serie, cuando se percató de la presencia del valenciano.

—¿Qué te pasó? ¿Y por qué hueles tan mal? —arrugó la nariz.

Ferrán lo miró un poco enojado.

—¿Quieres saber que me pasó Pedri? —Fer miraba al valenciano y luego a su hermano, no entendía nada— Pues resulta que habíamos quedado en que me ibas a ir recoger, te estuve esperando por media hora-

—Ferrán yo-

—No me interrumpas —habló molesto—, el tonto de Fermín me llamó para decirme que tú no respondías y que te necesitaba urgente porque tú novio estába con fiebre, pero claro el príncipe no responde el celular, los maldito taxi no se detenían, así que me dije, ¿por qué no irme caminando? No me va a pasar nada-

—Al parecer si te pasó algo —comentó divertido Fernando, Ferrán le dio un mala mirada.

—Una señora paseaba a su perro, pero este se le soltó y empezó a perseguirme y por si fuera poco, una señora loca que estaba en la calle me tiró agua, y pensé que lo peor ya había pasado, pero no, otro perro me perseguio y una señora me regaló 10 euros porque pensó que era un mendigo de la calle.

Ambos hermanos se empezaron a reír, algo que le molesto a Ferrán quién tomó dos cojines y le lanzó uno a cada uno, Fer se calmó un poco.

—Venga que solo ha sido un mal día a cualquiera le puede pasar.

—A cualquiera li puidi pasar —repitió Ferrán—, que les den a los dos, iré a darme una ducha.

Pedri se detuvo para mirar como el valenciano subía las escaleras.

—¿A dónde crees que vaya? —preguntó mirándo a su hermano.

—Asumiendo que es tu amigo, supongo que irá a tu habitación.

Pedri se pudo de pie, corrió para alcanzarlo y se puso entre medio de Ferrán y la puerta.

—No entrarás a mi habitación, apestas.

—¿En serio? No me habia dado cuenta —dijo con sarcasmo.

—Mejor ve a la habitación de huéspedes esa también tiene baño.

Una navidad junto a ti (Gadri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora