Me gustas

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Narrador omnisciente

Odiaba esas mariposas en su estómago cada vez que lo veía, había empezado a ir con la psicóloga del club para poder mejorar en el aspecto psicológico y ella le dijo que si alguien le hacía sentir esas mariposas no era amor, sino nervios y ansiedad, eso significaba que no estaba cómodo al lado de esa persona.

Pasó días pensando en eso, nervios y ansiedad, era tonto pensar en eso si Pedri era esa persona que le transmitía paz, aunque todo se fue al carajo una noche mientras miraba su celular, entró a tik tok esa app estaba siendo una obsesión para él, entonces vió un video en donde salía una foto de Pedri con una chica, las náuseas volvieron tuvo que levantarse, aún no podía caminar mucho, odiaba eso, como pudo llegó al cuarto del baño y toda su cena quedó en el retrete.

—Pablo —llamó Aurora—, ¿estás bien? Pablo contesta, voy a entrar.

Ella no vio a su hermano en la cama, la luz del cuarto del baño estaba encendía se acercó y tocó la puerta.

—Me siento mal —su voz se escuchaba carrasposa.

Aurora entró y vió a su hermano apoyado en el lavamano.

—Te ves fatal, iremos al hospital.

Pablo negó, era demasiado terco, odiaba los hospitales no quería volver a ese lugar.

—Solo dame una pastilla.

—Qué no Pablo, que iremos al hospital y no es una pregunta.

Gavi se miró en el espejo del baño, tenía unas ojeras horribles, su piel estaba pálida, su cabello echo un desastre, no había rastro de aquel tío energético, alegre, ¿qué estaba pasando con él?

Y como si el mundo lo odiara, escuchó su voz, no quería verlo mucho menos en ese estado.

—Gavi ¿estás aquí? —preguntó mientras tocaba la puerta.

—Pasa Pedri —el canario entró, pero no los vió—, en el baño.

Pedro se asustó un poco al ver el rostro preocupado de Aurora y el reflejo de la cara de Gavi en el espejo, el chaval se miraba fatal, ese no era su chico, la lesión lo estaba consumiendo.

—¿Qué sucede?

Aurora señaló a Pablo.

—Se siente mal, pero no quiere ir al hospital.

—Y no iré, solo necesito una pastilla para dormir y ya, mañana estaré mejor.

—Lo ves —le dijo a Pedri—, es un terco, iré a la cocina tal vez tú lo haces entrar en razón.

Aurora se fue dejando solos a ambos chicos, ella también estaba cansada, amaba a su hermano, pero era difícil estar con él en los últimos días, Pablo siempre estaba de mal humor, a veces no hablaba durante todo el día, las comidas las dejaba a la mitad.

Pedri lo miraba, lo sabía, todos esos "estoy bien" eran mentiras, le había estado mandando mensajes y preguntándole como seguía y él siempre respondía lo mismo, además había estado poniendo excusas para que él no lo viniera a ver.

—Pablo.

Este se le alejó del lavamano, iba a caminar hacia la cama cuando sintió que las piernas no le respondían, Pedri logró sostenerlo antes de que este se cayera.

—Soy un inútil —se dijo así mismo.

Pedro le llevó a su cama, también le ayudó a que se acostara de manera suave para que no se golpeara, ni se lástimara.

—Spirit, tienes que ir al médico.

—Deja de verme con lastima y pena, me siento peor si me sigues viendo de esa forma.

El ocho del barça se sentó en la cama y empezó a acariciar el cabello del menor.

—Sabes que quiero que te mejores, te extraño en los entrenamientos, extraño jugar contigo, se siente raro el vestuario sin ti pequeño.

—Lo bueno es que tú no estas solo.

—Sé que tengo a Ferran, pero es diferente.

—No me refiero a eso, pensé que dijiste que no podías tener novia.

Pedro sonrió y lo miró.

—Y no la tengo, sigo esperando a alguien más.

—Hay fotos de ti con una chica.

Y el canario lo recordó, había sido culpa de Ferran, ese tonto valenciano, lo invitó a una fiesta, él no quería ir, pero Torres había insistido tanto que terminó aceptando, la fiesta se salió de control y él terminó besándose con una chica, pero luego se fue, detestaba seguir en ese lugar.

—Fue un error, pero ella no es importante.

—¿La besaste?

—Estaba tomado, Spirit, pero luego volví a casa y te llamé ¿lo recuerdas?

Pablo asintió, fue una de sus mejores noches, tenía insomnio y había recibido la llamada de Pedri, hablaron hasta que sin darse cuenta él se quedó dormido.

—Lo recuerdo.

Al pequeño le gustaba que Pedri estuviera con él, pero algo dentro de él lo quería alejar, como si a la misma vez no soportará tenerlo cerca, era una rara sensación.

—Pablo.

—Dime.

—La razón por la que no tengo novia, es porque me gustas.

El seis del barça no quería que el canario siguiera hablando.

—Pedri.

—Me gustas Spirit, solo quiero que lo sepas.

Esas palabras hicieron eco en la cabeza del menor hasta que logró quedarse dormido, Pedri le dió un beso en la frente y luego se fue a su casa, solo esperaba que las cosas no cambiaran para mal, había tenido esa ola de coraje para decirle y esperaba no haberla cagado con el sevillano.

Una navidad junto a ti (Gadri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora