MALEFICIO

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Esa misma tarde Ghail creó un grupo de WhatsApp llamado -Baby Montesco is coming- donde agregó a todos los chicos y envío el video y las imágenes de la ecografía, certificando mi embarazo y llenando el chat con notas de voz donde aullaban de felic...

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Esa misma tarde Ghail creó un grupo de WhatsApp llamado -Baby Montesco is coming- donde agregó a todos los chicos y envío el video y las imágenes de la ecografía, certificando mi embarazo y llenando el chat con notas de voz donde aullaban de felicidad y hacían planes para la revelación de sexo y el baby shower. Nadie juzgó ni hicieron comentarios inapropiados, todo era emoción e ideas de celebración por mi embarazo, haciéndome sentir dichosa e ilusionada ¡Los chicos eran lo máximo!

Llegué a mi departamento más exhausta que de costumbre, sin duda los días sin tanta actividad habían afectado mi ritmo diario. El doctor me había recetado unas pastillas para fortalecer mi sistema inmune, una dieta que hoy no había cumplido y descansar lo suficiente dado que en este primer trimestre era vital para mantenerme con la suficiente energía y evitar cualquier desorden hormonal que pudiese causar un aborto espontáneo.

Nate me recibió con un zumo de naranjas y me llevó a tomar asiento en el sofá para quitarme los zapatos y sustituirlos por unas cómodas pantuflas, no sin antes darme un breve pero reconfortante masaje en los pies. Le habló a mi pequeñuelo poniéndose muy cerquita del ombligo, explicándome que de allí el bebé podía escucharlo todo, me hizo reír con sus ocurrencias y por último me informó que Ethan y él se encargarían de la cena, que solo debía descansar y esperar por la delicia que ambos habían escogido para cenar, escuchar aquello me sorprendió y enterneció en medidas iguales, por un lado eran una ternura los planes de Nate y por el otro me causaba impresión que Ethan viniese en ese plan despues de la discusión que habíamos tenido. Estaba segura de que seguía molesto, porque no me había llamado ni escrito durante el día, sin duda era una novedad.

Susan me felicitó entusiasmada antes de despedirse y me recordó que ella se estaba especializando en el cuidado de bebés, ofreciendo su ayuda cuando la requiriese. Sin duda la tomaría en cuenta, era una chica excelente y muy dedicada en su trabajo.

Me di una ducha caliente y terminé colocando algo cómodo pero presentable. Desde el pasillo logré escuchar la voz de Ethan mientras reía con Nate. Había llegado y el eco de su voz en mis oídos causaba un revuelo de emociones en mi interior. Me preguntaba si alguna vez dejaría de abrumarme su presencia, estaba allí preparando la mesa con ayuda de Nate, lucia tan sexy con su camisa blanca arremangada hasta los antebrazos, su pantalón oscuro y la corbata aflojada alrededor de su cuello del mismo tono que sus ojos. Él era exquisito, tan exquisito como excitante...

—Hola preciosa.

—Hola guapo.—vino hacia mi y me besó rápidamente en los labios.—Huele bien.—comenté inspirando.

—¡Ethan ha traído una de tus comidas favoritas mamá!—dijo Nate mientras colocaba los platos.

—¿Ah si?—cuestioné sonriendo y mirándolos a ambos.—Muero por probarlo.

Les ayudé sirviendo la comida y realmente aquello era un festín, Ethan y Nate habían escogido hamburguesas con papás fritas que con toda sinceridad lucia diez veces más apetecible que la que había almorzado en la tarde.

TERCER ENCUENTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora