El baile de Lady Danbury

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Madame Delacroix había colocado en un bonito jarrón de porcelana las maravillosas flores que Elizabeth había comprado para ella. Con gusto, escogió uno de sus últimos diseños para prestarle a su amiga con motivo del festejo en casa de Lady Danbury.

-Genevieve, no sé si puedo aceptar esto- dijo Lisa mirando fijamente su reflejo en el espejo, con los ojos brillantes- Es demasiado bonito para mi clase social.

-Amiga mía...- le replicó con su característico acento francés- ¿tienes miedo de opacar al resto? Porque es el único motivo por el que veo lógico que no quieras usarlo. ¡Desatarás la pluma de Lady Whistledown dos noches seguidas!

-No seas ingenua- Elizabeth sonrió. Era consciente de que estaba deslumbrante. El vestido, como una segunda piel, se ceñía a su cuerpo realzando cada curva y movimiento. La tela sedosa, suave como una caricia, se deslizaba sobre su piel, mientras que los bordados dorados brillaban con discreta opulencia bajo la luz del salón. El corte imperio del vestido alargaba su figura, haciéndola parecer más alta y esbelta. Era un vestido que la hacía sentir poderosa, segura de sí misma, lista para conquistar el mundo. Algo que, desde hace años, no conseguía por falta de confianza- He de admitir que hacía tiempo que no me sentía tan bonita.

Madame Delacroix, con una sonrisa cariñosa, asintió. Esa era la sensación, la respuesta que más le agradaba de hacer vestidos para otras mujeres. Hacerlas sentir mejor que nunca.

-Cariño, estás lista para triunfar. Adelante- con una palmadita en el trasero, la animó a ir a casa de Lady Danbury. Ambas rieron.

Lady Danbury había enviado un carruaje hasta el pequeño hogar de la señorita Delacroix para recoger a Lisa y que estuviese a tiempo en el baile. Ambas se despidieron con un adiós enérgico y Elizabeth puso, por fin, camino a la fiesta. ¡Que empiece el espectáculo!

Media hora más tarde, en la fiesta de Lady Danbury

-¿Cómo es que nadie me había avisado antes de que Lisa estaba aquí?- Eloise estaba sinceramente emocionada. Tenía muchísimas ganas de conocer qué libros había leído Lisa en Francia; seguro que obtendría nuevas recomendaciones. Al igual que el resto de sus hermanos, no dejó que el fin del romance entre ella y su hermano Anthony terminase con su relación.

Kate dio un sorbo a una de las copas doradas de Lady Danbury y afirmó con decisión:

-La señorita Elizabeth parece haber formado parte de vuestras vidas durante mucho tiempo. ¿No es así?

Benedict no pudo evitar soltar una risilla que hizo a Kate volver a sospechar. Cuando Violet le dio un codazo con disimulo, dejó de reír.

-Es una vieja amiga de la familia.

-Hablando de ella...- Colin asintió señalando con el mentón el portón de entrada al gran salón de la residencia de Lady Danbury- Ahí está.

Muchos rostros se giraron ante la inigualable belleza de la joven. Cuchicheos, susurros y algún que otro miramiento alrededor de la sala. Aunque estaba acostumbrada debido a su profesión a levantar miradas allí donde actuaba, no le gustaba ser el centro de atención fuera de la función. Tímidamente, cogió un canapé y se apartó a una esquina. Eloise no dudó un segundo, fue corriendo hacia ella, bajo la atenta mirada y un suspiro exasperado de su madre, y la saludó con alegría.

-¡Estás bellísima, Eloise! Estos dos años te han sentado de maravilla. ¿Algún nuevo escritor que merezca la pena conocer?

Eloise sonrió.

-Tu eres quien debe informarme de todo lo que has leído en Francia, Lisa. ¿Te parece si vienes un día de estos a casa a tomar el té? Me encantaría tener un momento para debatir sobre literatura contigo- sin hacer una sola pausa, continuó- Ya sabes, Colin y Benedict no tienen gustos similares a los nuestros en literatura.

Los Bridgerton: Vidas pasadas (Anthony Bridgerton)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora