No será fácil

133 9 0
                                    

Después del emotivo encuentro en la tumba de su padre, Anthony sintió una claridad y una determinación que nunca antes había experimentado. Sabía lo que tenía que hacer y no permitiría que nada ni nadie se interpusiera en su camino. Con Elizabeth a su lado, ambos regresaron a la residencia Bridgerton, decididos a enfrentar lo que fuera necesario para proteger su amor y a su futuro hijo.

Al llegar, la tensión en el aire era palpable. La familia Bridgerton se había reunido en el salón principal, nerviosos y expectantes ante lo que estaba por venir. Violet, con el ceño fruncido y las manos entrelazadas en su regazo, miraba preocupada hacia la puerta. Los hermanos de Anthony, sentados en silencio, intercambiaban miradas inquietas. Eloise, siempre perspicaz, parecía especialmente atenta a cada pequeño detalle.

Anthony entró con paso firme, su expresión decidida. Tomó a Elizabeth de la mano y avanzó hacia el centro de la sala, sintiendo el peso de las miradas de su familia sobre ellos.

—Madre, todos —comenzó Anthony, su voz firme—. Hay algo que debo anunciar. He decidido casarme con Elizabeth. No es una simple decisión impulsiva; es la decisión correcta. Ella es la madre de mi hijo, y ambos merecemos una vida juntos.

Violet se levantó lentamente, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y aceptación.

—Anthony, hijo, sabemos lo difícil que es esta situación —dijo con suavidad—. Pero debes entender que la sociedad no lo aceptará fácilmente. El conde de Sheffield no se quedará de brazos cruzados.

En ese momento, la puerta principal se abrió de golpe, y el conde de Sheffield irrumpió en la estancia. Con una expresión de aparente sorpresa y desdén, miró a Anthony y Elizabeth con una mueca de desagrado.

—¡Qué espectáculo más patético! —exclamó el conde, con una voz cargada de sarcasmo—. ¿Cómo osáis, a días de nuestra boda, hacer semejante teatro? Elizabeth, esperaba más decoro de tu parte.

Elizabeth, manteniendo la calma, dio un paso adelante, sosteniendo la mirada del conde con firmeza.

—Lord Sheffield, no hay teatro aquí. Estoy embarazada, y el bebé es de Anthony.

Un silencio tenso se apoderó de la sala. El conde se quedó helado por un instante, pero rápidamente recuperó la compostura, aunque una chispa de incredulidad brilló en sus ojos.

—Eso es imposible —replicó con una seguridad fingida—. El hijo es mío. No sé qué juegos intentas jugar, Elizabeth, pero no me engañarás.

Anthony avanzó, protegiendo a Elizabeth con su presencia.

—Sheffield, sabemos que eso es una mentira —dijo Anthony con frialdad—. Elizabeth y yo no necesitamos tu aprobación ni la de nadie. Lo que importa es la verdad, y la verdad es que ella es la madre de mi hijo y será mi esposa.

El conde, aunque visiblemente alterado, intentó mantener su altanería.

—¡Eso no lo puedes cambiar! —exclamó con vehemencia—. ¡No podéis cambiarlo a dos días del evento! La sociedad no lo aceptará, y el escándalo será inmenso. Elizabeth, serás mi esposa, y ese niño será mío de cara al ojo público. Nos mudaremos a mi condado y viviremos felices para siempre. No hay vuelta atrás.

Elizabeth, con lágrimas en los ojos pero con una voz firme, dio un paso adelante, interrumpiendo al conde.

—Lord Sheffield, lamento mucho todo esto, pero tengo derecho a ser feliz. Y mi felicidad está con Anthony y nuestro hijo. No puedo seguir adelante con esta farsa de matrimonio.

El conde la miró con furia contenida.

—¡No tienes elección! —bramó—. ¡Ya no hay vuelta atrás!

Los Bridgerton: Vidas pasadas (Anthony Bridgerton)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora