Todo tiene consecuencias

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Amanecía en Londres y los primeros rayos de sol se colaban por la ventana, iluminando la habitación de Anthony Bridgerton. Los cuerpos de Anthony y Elizabeth estaban entrelazados en la cama, todavía bajo los efectos del calor de la noche anterior. Elizabeth abrió los ojos lentamente, y al ver a Anthony a su lado, una mezcla de felicidad y preocupación la inundó.

De repente, un grito resonó desde el pasillo:

—¡Hermano, he vuelto!

Era Colin, su voz llena de entusiasmo. El corazón de Anthony se detuvo por un segundo y se levantó rápidamente, intentando procesar lo que estaba ocurriendo.

Antes de que pudiera decir algo, la puerta se abrió de golpe y Colin apareció en el umbral, con una expresión de sorpresa y disculpa en el rostro.

—Perdonad, no sabía que... —Colin comenzó, pero se detuvo al ver la escena ante él.

Anthony, sobresaltado, se incorporó rápidamente, cubriéndose lo mejor que pudo mientras Elizabeth se envolvía en las sábanas.

—Colin, esto no es lo que parece —dijo Anthony, poniéndose de pie y comenzando a vestirse apresuradamente.

—No hace falta que me expliques nada, hermano —respondió Colin, claramente incómodo— Te espero afuera.

Anthony terminó de vestirse y salió al pasillo, donde Colin lo esperaba con los brazos cruzados.

—¿Qué demonios está pasando, Anthony? —preguntó Colin en voz baja, pero con evidente enfado.

—Fue una noche... complicada. Elizabeth vino buscando ayuda, y las cosas se salieron de control —admitió Anthony, sin atreverse a mirar a su hermano a los ojos.

—¿Y ahora qué? ¿Vas a seguir adelante con esto o fue solo un error? —insistió Colin, con una mezcla de preocupación y decepción.

Anthony suspiró, sabiendo que la verdad sería dolorosa de admitir.

—No lo sé, Colin. No sé qué hacer —dijo con sinceridad, su voz llena de incertidumbre.

—Eres un idiota, Anthony. No puedes jugar con los sentimientos de alguien así. Me retracto. No puedes jugar con los sentimientos de dos personas así —le espetó Colin, antes de girarse y marcharse.

Anthony regresó a la habitación, encontrando a Elizabeth aún en la cama, con los ojos llenos de preguntas y dolor.

-¿No es lo que parece? ¿En serio, Anthony?

-¿No es lo que parece? ¿En serio, Anthony?

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—Elizabeth, lo siento. No sé cómo manejar esto. No quiero hacerte daño, pero tampoco sé si podemos seguir viéndonos —dijo Anthony, intentando mantener la compostura.

Elizabeth lo miró, su expresión endureciéndose.

—¿Eso es todo? ¿Me utilizaste y ahora vas a dejarme de lado? —replicó, sus palabras llenas de resentimiento y una furia apenas contenida— Sabía que al día siguiente todo seguiría igual. ¿Y todo el amor que decías sentir anoche? —le empujó con fuerza, su mirada ardiendo de ira— Solo querías asegurarte de que no estuviera con otra persona. Eres un cobarde, Anthony. Un maldito cobarde.

Los Bridgerton: Vidas pasadas (Anthony Bridgerton)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora