Secreto bajo llave

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Elizabeth estaba sentada en el pequeño salón de la casa que compartía con Madame Delacroix, intentando concentrarse en la costura para distraerse de los pensamientos que la acosaban. El recuerdo de Anthony y el reciente intento de robo se mezclaban en su mente, generándole una inquietud constante.

De repente, un suave golpe en la puerta la hizo sobresaltarse. Se levantó y, al abrir, se encontró con el conde de Sheffield, quien le sonrió con una mezcla de calidez y determinación.

—Lord Sheffield —dijo ella sorprendida, su voz reflejando la confusión de verlo allí.

—Elizabeth, ¿puedo pasar? —preguntó él con cortesía, inclinando ligeramente la cabeza.

—Por supuesto, adelante —respondió, haciéndose a un lado para dejarlo entrar.

—Sé que han sido días difíciles para ti, y he venido a ofrecerte una distracción —comenzó él, tomando sus manos con ternura— Esta noche hay una fiesta a la que me gustaría que me acompañaras.

Elizabeth, sorprendida y un poco indecisa, miró al conde. Sin embargo, la calidez de su mirada y el deseo de alejarse de sus problemas por una noche la convencieron.

—Me encantaría, Lord Sheffield —respondió finalmente, con una sonrisa tímida.

La fiesta se celebraba en una elegante residencia en las afueras de la ciudad, una de las casas de Lady Danbury. Al llegar, Elizabeth quedó impresionada por la opulencia del lugar y la sofisticación de los invitados. El conde la guió por la sala, presentándola a varias personas, pero siempre con un ojo atento para asegurarse de que se sintiera cómoda.

Mientras recorrían la sala, Elizabeth se quedó helada al ver a la familia Bridgerton. Anthony, Benedict, Colin y varios otros miembros de la familia estaban presentes, charlando animadamente. Colin, al verla, se separó del grupo y se dirigió hacia ella con una sonrisa.

—Elizabeth, qué sorpresa verte aquí —dijo Colin, inclinándose cortésmente— ¿Podríamos hablar un momento?

Elizabeth miró al conde, quien asintió dándole su aprobación. Ella siguió a Colin a una esquina más tranquila del salón.

—No esperaba encontrarte aquí, Colin —admitió ella, su voz temblando ligeramente.

—Ni yo, para ser honesto —dijo Colin, sonriendo con una mezcla de curiosidad y preocupación— ¿Cómo estás? Siento la interrupción del otro día.

Elizabeth suspiró, sintiendo la necesidad de desahogarse con alguien que la comprendiera.

—Gracias por su preocupación, milord. Ha sido una semana difícil —dijo finalmente, su voz apenas un susurro— Anthony y yo... las cosas no salieron como esperaba. Y luego el intento de robo... Estoy agradecida por la ayuda del conde, pero es complicado.

Colin asintió, su expresión se volvió seria.

—Sé que Anthony puede ser... complicado. Pero también sé que él te quiere, aunque a veces no sepa demostrarlo de la mejor manera. No es una excusa, solo una observación.

Elizabeth miró a Colin, conmovida por su franqueza.

—Gracias, Colin. Es bueno tener a alguien con quien hablar de esto. Aunque ahora estoy enfocada en avanzar y ver qué depara el futuro con el conde.

Colin sonrió, asintiendo con comprensión.

—Eso es lo mejor que puedes hacer. El conde parece ser un buen hombre. 

Antes de que Elizabeth pudiera responder, el conde se acercó a ellos con una expresión curiosa.

—¿Todo bien por aquí? —preguntó, mirándolos a ambos.

Los Bridgerton: Vidas pasadas (Anthony Bridgerton)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora