Elizabeth ajustó el corsé negro que usaría para su actuación en el club esa noche. Las luces del camerino en el que estaba brillaban en el espejo, iluminando su pálido rostro con un brillo cálido. La noche prometía ser interesante; las últimas noticias y rumores habían mantenido su mente ocupada desde la mañana.
Mientras se preparaba, escuchó un suave golpe en la puerta.
-Adelante -dijo Elizabeth, girándose para ver quién era.
La puerta se abrió y Benedict Bridgerton asomó la cabeza con una sonrisa.
-¿Interrumpo? -preguntó, entrando al camerino sin esperar una respuesta.
-¡Benedict! -exclamó, sorprendida pero feliz de verlo- Tú nunca molestas. ¿Qué te trae por aquí?
-Decidí pasarme, tal y como te prometí. Quería ver tu actuación. Hace mucho que no te veo en el escenario -respondió él, acercándose-. Y además, quería hablar contigo. Me alegra que estés de nuevo en Londres.
Elizabeth sonrió, agradecida por la compañía. Benedict siempre había sido un amigo cercano y, a pesar del parentesco que compartía con Anthony, su presencia era un alivio en medio del torbellino de emociones de los últimos días.
-Es bueno verte, Ben. Te lo agradezco de corazón. Y tú, ¿cómo has estado?
-Oh, ya sabes, ocupado con mis pinturas y lidiando con las excentricidades de mi familia -bromeó Benedict, sacándole una sonrisa a Elizabeth- Pero suficiente de mí, ¿cómo estás tú? He oído que el Conde de Sheffield está cortejándote.
Elizabeth suspiró, mirando su reflejo en el espejo.
-Sí, ha sido... interesante. Pero no quiero hablar de eso ahora. De hecho, me pregunto porque todavía no estás casado.
Benedict soltó una carcajada.
-Me gusta mucho la buena vida, amiga mía. Mi esposa siempre será mi arte.
El Bridgerton aprovechó la oportunidad para sacar el tema; sabía que Lisa amaba las pinturas. Comenzaron a hablar animadamente sobre sus últimos proyectos y recuerdos compartidos. La conversación fluyó con facilidad, y Benedict no pudo evitar coquetear un poco, aunque de manera sana y respetuosa.
-¿Recuerdas aquella vez en el jardín de casa, cuando intentamos pintar al atardecer y terminamos cubiertos de pintura? -preguntó riendo.
-¡Cómo olvidarlo! -respondió Elizabeth, riendo también-Terminamos más pintados nosotros que el lienzo- exhaló un suspiro, con añoranza. Se situó entonces más cerca de él- Fue una tarde memorable.
Después de varios minutos, Elizabeth se sentía más relajada. Benedict siempre había tenido esa habilidad de hacerla sentir cómoda y apreciada. Justo lo que necesitaba antes del comienzo del espectáculo.
-Bueno, debo ir a tomar mi asiento. No quiero perderme ni un segundo de tu actuación -dijo Benedict finalmente, sabiendo que se acercaba la hora y levantándose.
-Gracias por venir, Benedict. Significa mucho para mí -respondió Elizabeth, dándole un cálido abrazo antes de que él se fuera.
Benedict se dirigió al salón principal del club y encontró una mesa cerca del escenario. Mientras tomaba asiento, se fijó en un hombre con capa y sombrero sentado a su derecha.
-Buenas noches -saludó cortésmente, mientras se acomodaba en su asiento.
El hombre se volvió hacia él, levantando ligeramente el ala de su sombrero, y Benedict quedó estupefacto.
-¡Anthony! -exclamó, sorprendido de ver a su hermano mayor allí. Al instante, bajó la voz. Los dos hermanos, incrédulos, comenzaron a susurrar.
-Benedict -respondió Anthony, sin poder ocultar su sorpresa-. No esperaba encontrarte aquí.
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Los Bridgerton: Vidas pasadas (Anthony Bridgerton)
FanfictieLa vuelta a Londres de Elizabeth, un viejo amor, trastoca profundamente el mundo de Anthony Bridgerton. Ante su regreso, Anthony se encuentra dividido entre sus responsabilidades familiares como esposo y vizconde y los sentimientos entrelazados con...