Capitulo 27: Conversaciones honestas

1.2K 153 0
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Aegon miró fijamente a Luna mientras mecía suavemente a la bebé Aera en sus brazos. Una expresión suave que no se le había otorgado desde el día en que Daemon Targaryen abrió sus desdichados y gusanos labios sobre su rostro. ¿Era extraño sentir celos de su propia hija?


Luna no lo había abandonado, pero ya no era como antes.


A veces Luna decidía dormir en la guardería. No porque hubieran estado discutiendo, sino por... excusas. Quería estar más cerca de Worm por la noche, cuando Luna había estado dispuesta a dejar que una enfermera se hiciera cargo de esa tarea para Pollo. No le dieron sonrisas fáciles y despreocupadas. Los que había dado por sentado. Se había sentido como un sol de verano contra su piel, pero ahora estaba agrietado y despojado en un invierno interminable.


No parecía un perdón, no parecía que fuera un paso adelante. Luna lo había aceptado de nuevo en su vida, pero nada más que eso.


Le quemaba cuánto preferiría Luna pasar tiempo con el jodido engendro demoníaco de Daemon Targaryen que con él. Luna tenía que saber que la niña le informó todo a su padre, pero Luna tomó a la joven Rhaena bajo su protección como un patito perdido. Manteniéndola a salvo de cualquier marca mordaz que su madre o Aemond pudieran hacer. Luna preferiría enseñarle a Rhaena Targaryen cómo matar a su familia que pasar un segundo más del necesario con su marido.


Esperaba que Rhaena Targaryen se ahogara en el mar.


Aegon estuvo muy tentado de volver a caer en sus botellas. Algunos días lo hacía, aunque lejos de Luna. No necesitaba otra de sus miradas de desaprobación dirigida hacia él. Ya había resistido demasiados.


—¿Dónde está Pollo? —preguntó Aegon, intentando que su tono no fuera amargo. Al parecer lo había conseguido. Nadie le dirigió ninguna mirada.


"Con Helena. Ella le está enseñando a Mione cómo jugar con otros sin tener una rabieta. Va lento y Jaehaerys también está empezando a tener sus propios ataques. La clasificación de niños de tres años es algo difícil de gestionar".


Depositó a Aera en el suelo con cuidado y le hizo un gesto a Aegon para que se fuera con ella. Una niñera estaba sentada junto a la puerta y les hizo una reverencia cuando pasaron. Aera aún no había tenido magia accidental. Ninguno de los ayudantes le tenía miedo todavía.


Aegon se sentó en una silla mientras Luna rehizo su trenza. Recientemente había eliminado cada trozo de verde de su armario. Lo único que calmó a su madre fue que también había tirado negro.

Guía de Luna Lovegood para los príncipes encantadores*TRADUCCION*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora