Cuando Luna Lovegood intentó evitar que Sirus Black cayera a través del Velo en el Departamento de Misterios, accidentalmente fue arrastrada hacia él. ¿Qué debe hacer una bruja cuando la empujan hacia la Danza de los Dragones?
-Creo que Sirius Black...
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El patio resonaba con el choque de espadas de madera para practicar. Dos jóvenes con el color Targaryen estaban trabajando. Las cejas cubiertas de sudor, esforzándose. La construcción de un sistema de alcantarillado que funcionara correctamente en la zona comercial de Desembarco del Rey había comenzado y los resultados ya empezaban a verse. El hedor de las heces ya no era tan penetrante y una ligera brisa traía el aroma de las flores del jardín.
Hermione Targaryen miró con fiereza a Jaehaerys y Maelor mientras practicaban. El mayor superó al más joven una y otra vez. Pateó una piedra, considerando brevemente si la arrojaría a la gran cabeza de Jaehaerys antes de decidir no hacerlo. A su madre no le gustaban las acciones desagradables, y eso era decididamente desagradable .
—¿No deseas unirte, Princesa? —preguntó Ser Criston, observando a los dos muchachos.
Hermione frunció el ceño. "¿Por qué debería hacerlo?"
Los dos permanecieron sentados en silencio. Maelor soltó un grito y se rindió. Ser Criston le hizo un gesto a Tom para que ocupara su lugar, lo que le dio un respiro a Maelor. —Has trabajado en la esgrima durante muchos años. Sería una pena abandonarla ahora.
"Pero ya no soy el mejor".
—Pocas personas lo son, princesa —señaló Criston.
Hermione lo miró y el resplandor del sol hizo que sus ojos violetas se vieran aún más evidentes. —Pero soy una chica. Si no soy la mejor, mejor no lo hago.
"¿Porqué ?"
Hermione frunció el ceño. —Se burlarán de mí. Aunque sea buena, dirán que no tengo nada que ver con la espada si no soy la mejor.
"La reina Visenya no era la mejor".
Hermione se puso de pie de inmediato, con los puños cerrados a los costados en señal de ofensa hacia su ídolo. —¡Lo era! ¡Eso dicen!
—Dicen que era una gran espadachín. No es que fuera la mejor —corrigió—. Aunque eso no importaba. Tenía un dragón.
Hermione se relajó, pensando en eso. Ser Criston se inclinó hasta quedar a la altura de sus ojos. —Sabes, en Dorne hay muchas mujeres guerreras.
