Capitulo 23: El milagro de las cucharas

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Aegon cogió una jarra de vino, sin molestarse en coger la copa. Bebiendo directamente de la botella. Algo que hizo que su abuelo se burlara. Aegon había regresado hacía menos de un día y se estaba asando en los ardientes pozos de los siete infiernos.


Luna durmió con Hermione en la habitación de los niños por la noche. Aegon se dio cuenta de que no podía dormir sin ella. Se movía y daba vueltas, solo con sus pensamientos como compañía. Una mala compañía, si alguien preguntaba. Ella había dicho en serio que quería espacio. Había espacio suficiente para que Aegon se preguntara si de hecho todavía estaba casado.


"Has estado ausente cuatro meses y en ese tiempo todo lo que has logrado hacer es parecer aún menos principesco de lo típico".


Otto Hightower miró con desprecio el cabello de Aegon. Algo que su madre había estallado en una histeria femenina al ver. Empujándolo a una habitación y haciendo que un sirviente la arreglara lo mejor que pudieran. Alicent se había mordido las uñas todo el tiempo.


Por una vez, Aegon no había luchado contra ella. Demasiado ocupado repitiendo las palabras compartidas con Luna en el viaje a La Fortaleza. Le haría daño a Luna. Algo que nunca quiso hacer y no sabía si había una manera de solucionarlo. Luna parecía segura de saber que no había vuelta atrás. Era un ratón convertido en cuchara, como decía Luna. No había forma de arreglarlo.


"Daemon quiere pollo", murmuró Aegon en voz baja al darse cuenta de que se había quedado sin vino. Le había estado informando a su abuelo de todo lo sucedido durante los últimos meses.


"¿Aún sigues usando ese apodo nefasto? De verdad, Aegon. Luna y Hermione han sido elevadas a la realeza. Viserys mismo lo decretó. Llamar a Hermione aa.."  Otto dudó sobre la palabra, reacio a repetirla.  "Simplemente no es apropiado" dijo.


"Métete tu decoro en el culo", refunfuñó Aegon, molesto con él. Aegon había informado de todo como un buen espía y Otto seguía siendo quisquilloso. Nunca fue suficiente. Nunca fue suficiente.


Otto solo suspiró ante eso, acostumbrado a las payasadas de Aegon. "He oído que Rhaena llegará pronto. Al menos tu esposa ha sido útil mientras tú te entretenías. Un rehén y un dragón, todo en un solo viaje".


Aegon no había pensado en que Rhaena se convirtiera en rehén. Sólo de la incorporación de Greyghost. Aegon dejó caer la botella de vino vacía descuidadamente, Otto se estremeció ante el repentino estallido del vidrio. Observando como Aegon intentaba tambalearse hacia la puerta. Sólo logró caer sobre una mesa auxiliar con un fuerte estrépito. Los pies extendidos en el aire después de la dura caída.

Guía de Luna Lovegood para los príncipes encantadores*TRADUCCION*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora