XXIV.- Sueños de un cruel y triste pasado asomándose

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XXIV.-
Sueños de un cruel y triste pasado asomándose

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Lan XiChen observó a su hermano, Wei Zhan, mientras este se retiraba a una de las dos habitaciones que habían alquilado en la posada. La noche se cernía sobre ellos, y este misterio que rodeaba el cadáver desmembrado pesaba en el aire. El amuleto del tigre del estigio, el  arma que había causado tantas cosas dolorosas ahora estaba desenterrando un pasado que Wei Zhan había intentado olvidar.

Se levantó de la mesa del comedor de la posada y se dirigió a la habitación dada a su hermano. La puerta estaba entreabierta, la habitación que le había dado la posada a su hermano era modesta pero acogedora. Las paredes de madera crujían ligeramente, y el olor a incienso se filtraba desde el pequeño cenicero de la pequeña mesa. Lan XiChen observó como su didi estaba sentado en el borde de la cama, mirando fijamente el suelo. Su expresión era impasible, pero Lan XiChen podía ver la tormenta en sus ojos. 

Poco después su didi levanto la mirada y se fue a sentar en una silla junto a la ventana, observando cómo las luces de las farolas titilaban en la calle empedrada. El sonido distante de los grillos y el rumor del viento completaban la escena.

Wei Zhan sentado junto a la ventana, miraba hacia afuera como si esperara que algo apareciera en cualquier momento. 

Lan XiChen sabía que su hermano, Wei Zhan, había estado nervioso desde que se mencionó el nombre de la ciudad. Y Lan XiChen lo conocía bien; su hermano no era de los que se dejaban llevar por la ansiedad fácilmente. Pero esta vez, algo en el caso le afectaba profundamente. ¿Qué secretos ocultaba su hermano que tenía que ver con Xue Yang? Por qué sí. Sabia que esto tenía que ver con ese delincuente y el amuleto del tigre del estigio que ahora estaba involucrado.

Lan XiChen suspiró y se frotó las sienes. Había sido un día largo, lleno de preguntas sin respuesta. El misterio de este cadáver desmembrado aún pesaba sobre ellos, y ahora este nuevo enigma se sumaba a su carga emocional. Su hermano necesitaba descansar, pero Lan XiChen sabía que las pesadillas acecharían sus sueños.

El luto había envuelto a su hermano como una manta pesada. Los días se desvanecían en noches, y las noches en sueños llenos de recuerdos. Recordaba como su hermano se perdía en los dulces recuerdos sobre su marido. Pero también recordaba la sangre, las heridas, la brutalidad de su muerte. La cinta roja del cabello de Wei WuXian aún estaba en el cabello trenzado de su hermano, como un testigo silencioso de su sufrimiento.

—A-Zhan —dijo suavemente—. ¿Estás bien?

Wei Zhan levantó la vista, y su mirada se encontró con la de su hermano mayor. No respondió de inmediato, pero finalmente asintió.

—Estoy bien, Huan-dada. Solo... inquieto.

Lan XiChen se sentó a su lado. El colchón crujía bajo su peso.

—Sé que algo relacionado con Xue Yang te preocupa, sin mencionar lo del tigre del estigio ¿Quieres hablar de ello?

Wei Zhan vaciló, pero luego suspiró.

—No es solo Xue Yang... Es... Son... Es algo doloroso. Algo que he intentado olvidar. 

Lan XiChen asintió, sin presionar. Sabía que su hermano tenía heridas tan profundas como él, secretos que no compartía con nadie. Pero también sabía que el silencio solo aumentaba el peso de esas cargas. Ambos sabían eso y ambos pagaron muy caro por eso.

—A veces, hablar sobre el pasado puede aliviar el dolor. ¿Quieres contarme más?

Wei Zhan miró la ventana, donde la luna brillaba en el cielo nocturno.

El dolor del jade y el loto rojo [Mo Dao Zu Shi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora