Confesar (38)

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Martin

Todas las mañanas nos despertamos con mucha calma y tranquilidad. Nos quedamos dando vueltas y hablando hasta que se nos hace tarde.

Pero hoy es diferente, porque al gracioso de Álvaro le ha parecido buena idea interrumpir en nuestra habitación a gritos.

-¡CHICOS, RÁPIDO!- Los dos nos sobresaltamos y noto que Juanjo me aferra a su cuerpo, como si quisiera protegerme de algo.

-¿Qué pasa?

-Nada. Me apetecía asustaros. Vuestra cara ha sido increíble.- Se ríe muy alto.

-¿Qué cojones? No estás bien, eh.- Yo aun estoy algo dormido y solo habla Juanjo.- Cierra la puerta.

-A veces no entiendo a tus amigos.- Murmuro cerca de su cuello cuando el sevillano se va.

-Perdónalos. No conocen los límites de la intimidad.

Después del repentino despertar, Juanjo se va a la ducha y yo aprovecho para hablar con mi familia. Mi madre no para de comentar lo feliz que se me oye. Hablo con mis hermanos un rato antes de que se vayan a casa de mi abuela como todos los domingos, y Juanjo vuelve a la habitación.

-Se van a comer a casa de mi amama y yo aquí.

-¿Los echas de menos?- Me dice mientras se seca el pelo con la toalla.

-Mucho. Estoy deseando volver.- Frunce el ceño al oírme.

-¿No eres feliz aquí?

-Pues claro que sí. Pero allí están mis hermanos, mis padres...

-Y aquí estoy yo.

Juanjo, ¿qué estás intentando decir con eso?

-Era broma. Normal que quieras verles.

-¿Tu no tienes ganas de volver a Magallón?- Su cara se torna en un gesto que no puedo comprender del todo, pero intuyo que no tendría que haber preguntado eso.

-Bueno... sí.

-Me tienes que llevar un día y me haces de guía.- Le digo, intentando que se alegre un poco. Y lo consigo, porque me sonríe y se tumba de nuevo a mi lado.

-Vale. Y tú me enseñas Getxo.- Asiento eufóricamente y él junta nuestros labios en un rápido beso, que es interrumpido por una llamada en mi móvil.

Hoy parece que es el día en el que todo el mundo nos molesta.

-¿Sí?- He contestado sin molestarme en mirar quien llama.

-¡Martin! Estamos cerca de tu casa. Tienes que bajar ya.- Como no, son mis amigas. Juanjo se levanta para terminar de vestirse.

-Chicas, sigo en la cama. ¿A dónde me queréis llevar?

-Vamos a dar un paseo y comemos por ahí. Venga, que tenemos que hablar de muchas cosas.- Oigo la risa de Chiara de fondo.

La verdad es que no quiero salir porque el plan de quedarme con Juanjo todo el día en casa me encanta, pero hace mucho que no paso tiempo con mis amigas y echo de menos hablar con ellas.

-Vale. Pero dadme diez minutos para arreglarme un poco.

-¿Eran las Ruski?

-Sí. Quieren que vayamos a comer.

-¿Otra vez me abandonas?- Pone una cara triste que me obliga a levantarme y abrazarle.

-Jo, es que ahora no me quiero ir.

Mi refugio ~JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora