Mi refugio ~Juantin

Año Nuevo (59)

Martin

Han pasado unos días desde que fuimos al hotel burbuja. Fue un día lleno de emociones, pero fue precioso desde el minuto uno.

Hoy es el último día del año, y qué mejor manera de terminarlo que celebrando una cena en nuestra casa. Los seis nos hemos quedado en Madrid para estar todos juntos, y aunque echo de menos a mi familia, los friends se han convertido en otra para mi y son igual de importantes.

El piso se inunda de gritos y voces mientras limpiamos todo y lo preparamos para la pre-fiesta que vamos a tener. Mi novio, ajeno a todo, está haciendo la cena en la cocina, como el buen chef que es. Entro y lo veo bailando entre los fogones, despreocupado.

-Que bien baila este chico.- Suelta la cuchara que lleva en la mano y pega un brinco cuando me oye.

-¡Amor! Ven a probar esto.- Me coge de la mano y me deja frente a una cazuela en la que está preparando algo. Mete la cuchara y la lleva hasta sus labios para soplar, antes de dármela a probar.

-Dios Juanjo, si lo de la música no te sale bien, que te saldrá, metete a cocinero porque esto está increíble.

-Que te voy a decir, lo hago todo bien.

-Y tan bien.- Me muerdo el labio, vacilándole, y muevo mi mano hasta la hebilla de su cinturón.

¿Lo guapo que está con el traje?

Me está matando.

-Agapornis, ¿me ayudáis con esto?

No sé en qué momento les contamos a nuestros amigos lo de los putos pájaros, porque ahora se pasan el día llamándonos así.

Álvaro se queda a cuadros cuando entra en la cocina y ve la situación. Yo me separo de Juanjo lo más rápido que puedo y el sevillano se ríe mientras nos mira.

-Sois de lo que no hay, de verdad. Al menos hacerlo separados de la comida, que vamos a cenar todos de eso.

Nos reímos tímidamente mientras le acompañamos al salón para ayudarle con lo que sea que necesita.

Las Ruski no tardan en llegar y pronto estamos los siete sentados en la mesa, conversando y compartiendo anécdotas graciosas. Paul también se ha animado a venir y no podemos ser más felices estando todos juntos.

Juanjo empieza a cantar una canción que está sonando en la radio de fondo y nos reímos, aunque en realidad esté cantando increíble.

-Te gusta la vida moderna, eh.

-Eso sí, pero el poliamor no. Yo estoy casado.- Me mira después de decir eso, haciendo que por inercia todos giren sus cabezas hacia mí.

-No bebas más, anda.- Intento sonar tranquilo ante la situación comprometida en la que me ha metido. Le aparto el vaso y nuestros amigos se ríen.

Cuando se acerca la media noche, subimos a un descampado que hay cerca de casa, para poder ver los fuegos artificiales.

Todos sacan sus móviles para grabar el momento, pero yo no he despegado mis ojos del cielo cuando noto unos brazos que me envuelven por detrás. Me giro y su sonrisa me calienta el corazón.

La cuenta atrás comienza. No aparto mi mirada de la suya en ningún momento hasta que acaba y los primeros segundos del año los pasamos besándonos.

-No hay mejor manera de empezar el año si no es contigo. Te quiero.

-Yo más, amor.

Volvemos a casa y nos preparamos para salir de fiesta, pero antes llamo a mi familia para desearles un feliz año. Juanjo se une poco después y nos quedamos un rato hablando con ellos.