Extra 2

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—¿Papi donde está mi mami?

— ¡Cierto! ¿donde está Mami papi?

Erick sonrió y acaricio dulcemente los cabellos dorados de Anhelí y Dalia. Las dos gemelas eran muy parecidas, las dos eran de tes blanca y de cabellos rubios, y de ojos color negro, talvez esto fue lo único que heredaron de él porque todo de ellas se parecía a su querida esposa. Dentro de si Erick se río por todas esas flores silvestres que se enredaron en los cabellos de las gemelas cuándo trataron de hacer una corona de flores, desde su perspectiva ellas ahora mismo parecían pequeñas hadas de aquel pequeño campo que los rodeaba.

— ¿Papi?

Erick volvió a sonreír y beso cada una de su frentes, luego miro las coronas de flores que sostenían las manos pequeñas de sus hijas. Eran tan pequeñas, tan frágiles... claro que lo eran ellas apenas tenían 5 años.

5 años...

—Su mami ahora mismo está en el cielo.

—Ah...¿entonces podemos ir a verla?

Erick asintió y cargo a sus dos pequeñas gemelas en sus brazos. Mientras caminaban por los campos de ciudad cristal la pequeña Dalia hizo un puchero algo que a Erick le causo risa por la cara graciosa que hacía su hija.

—¿Qué sucede Dalia?

— Papi apartir de mañana no quiero que vengas a la guardería por nosotras.

—¿Que?,¿porque no quieres que vaya?—pregunto un poco preocupado.

—Es que...—dijo Dalia y calló antes de seguir hablando. No quería decirle nada a su papá porque probablemente no le tomaría importancia.

—Lo que Dalia quiere decir es que nuestra maestra Timoty siempre te mira muy extraño.

—¡No es extraño!—replicó Dalia—¡Ella quiere comerte papá! Y yo no quiero que la maestra te coma.

—Estamos preocupadas por ti papi —dijo Anhelí y abrazo con más fuerza a su papá como si quisiera protegerlo.

Sin embargo a Erick esto le causo gracia y ternura a la vez.

—Gracias por preocuparse pero desgraciadamente no puedo hacer lo que me piden. Ustedes son mis dos grandes tesoros y lo que mas quiero en la vida. Asi que me preocuparía mucho no verlas después de que salgan de la guardería.

—¡El tío Anel puede ir por nosotras así tu ya no te preocuparías de nosotras.

A Erick eso si le preocupo más, sabiendo que Anel era alguien atractivo estaba seguro que esa maestra trataría de comerlo también, lo malo de eso sería que su cuñado William se enteraría y probablemente le haría una escena de celos. No sabía porque pero desde que esos dos se casaron William comenzó a celar mucho a su esposo por cualquier persona que lo mirara por más de un minuto.

—....

Si lo pensaba mejor talvez los celos en la familia de Liliana era algo hereditario, sólo esperaba que sus gemelas no obtuvieran esa herencia porque cuando tuvieran edad para casarse sus esposos sufririan mucho. Pero para eso faltaban muchos años, ya después el vería como arreglar eso o probablemente vería como ayudar a los esposos de sus hijas.

—¿Que les parece si sólo las espero afuera del auto? Creo que con esa distancia esa maestra no me comería ni de dos bocados.

Las gemelas se miraron y pensaron que si alguna vez esa maestra se acercará a su papá probablemente ellas le rociarian con pintura permanente esa cara de la que presumía tanto.

—¡Papi!¡Papi! Ya casi llegamos.

Las pequeñas saltaron de los brazos de Erick con sus coronas de flores que sostenían cada una en sus manos y se dirigieron con entusiasmo a un gran y hermoso invernadero.

Desde lo lejos se podría observar lo majestuoso que era ese lugar y de cerca se miraba que el dueño de ese lugar no escatimó ni un centavo en los detalles del invernadero.

Al llegar a ese lugar el corazón de Erick se agitó. Habían tantos tipos de flores y colores, al igual que aromas que desprendían los capullos recién abiertos todo era maravilloso y hermoso como realmente lo imagino.

Quien pensaría que aquel invernadero en realidad estaba hecho para que el cuerpo de una hermosa mujer descansará por la eternidad. Pero ahora...

—¡Mami!—gritaron las dos pequeñas en unísono y corrieron al centro del invernadero donde Liliana se encontraba sentada.

—Mis bebés —dijo dulcemente Liliana. las abrazo y beso con gran entusiasmo.

—Cariño...

Erick sólo quería saber algo para que su corazón dejará de presionarlo tanto y gracias al pulgar hacia arriba que levantó en ese instante Liliana supo entonces la respuesta.

Su esposa al fin estaba curada.

Erick estaba tan feliz que quería levantar a su esposa y elevarla por los aires de lo feliz que estaba pero por obvias razones eso sería muy peligroso y no queria arriesgar la vida de su esposa por muy feliz que estuviera.

Liliana se levantó de su asiento y se dirigió a Erick le dio un tierno beso y sus lágrimas calleron.

—Erick te amo—susurro

Quizás si no hubiese sido por los contactos que hizo Erick en ciudad diamante ellos ahora no estarían juntos.  Aquella ciudad era muy avanzada al igual que lo era su medicina y gracias a ello pudieron encontrar una cura para el veneno en su cuerpo.

Tal vez  el tratamiento duro por 5 años pero gracias a eso ella estaba aquí con su esposo y sus lindas gemelas en aquel invernadero que ella le llamo "el cielo" por su techo de cristal.

—Yo también te amo—respondió Erick.

Al ver que sus hijas los miraban sin apartar la mirada las levantó del suelo y las cargo, las gemelas al ver esto les colocaron sus coronas de flores a sus padres.

—Papis...

—¿Si Anhelí?—dijo Liliana

—Ya se dieron cuenta.

—¿Sobre Que?

—De las flores, su olor.

—¡ A es Cierto! Tu también te diste cuenta Anheli—dijo la muy entusiasmada Dalia.

—¿Que olor tienen las flores?—pregunto Erick con ternura a lo que parecía ser un gran descubrimiento para sus gemelas.

—Es que hoy las flores huelen a pasteles.

Erick y Liliana rieron y asintieron Asus dos pequeñas niñas.

—¿Deberíamos comer un pastel que les parece?

—¡Si!—gritaron con estusiamo


Fin



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⏰ Última actualización: Jul 02, 2024 ⏰

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