Espadas Entrelazadas: Destino Escarlata y Alma de Acero

Capitulo 9: Nacimiento sobre el fuego: Onimaru Kunitsuna

Pensamientos

Diálogos

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La luz del sol se filtraba por las ventanas de la nueva casa de Shirou, iluminando el taller y la forja que había estado construyendo durante la última semana. Desde su pelea con Erza, Shirou no había puesto un pie en el gremio de Fairy Tail. Se había sumergido en el trabajo, buscando paz y propósito en el martilleo constante y el calor de la forja.

Para Shirou, la herrería... era más que solo golpear metal caliente con un martillo. Era un arte antiguo, una danza entre el fuego, el acero y la voluntad del herrero. Cuando era niño Shirou, nunca imagino que terminaría dedicando tanto tiempo a ese oficio. Pero ahora, cada vez que siente el calor del horno y escucha el canto del metal al ser moldeado, encuentra una paz que pocas otras cosas podían ofrecerle.

Para muchos, la herrería es simplemente una profesión, un medio para fabricar herramientas y armas. Pero para el, era una forma de expresar sus ideales. Cada espada que forjaba era una manifestación tangible de su deseo de proteger a los demás. En cada hoja, en cada filo, impregno su determinación de ser un Aliado de la justicia.

Recordó cuando su padre adoptivo, Kiritsugu, le enseñó la importancia de los ideales. La herrería le dio una manera de materializarlos. Cuando proyecto una espada usando su magia, su proyección, no solo replico su forma física, sino también su historia, su propósito. Pero había algo especial en crear algo con sus propias manos. Sintió una conexión más profunda, un respeto por el proceso y por el objeto final.

Cada vez que forjo una espada, pensó en los guerreros que las empuñarán, en las batallas que librarán, y en la esperanza de que esa arma pueda marcar la diferencia entre la vida y la muerte. En la herrería, como en la vida, no hay atajos. Requiere paciencia, dedicación y, sobre todo, una voluntad inquebrantable.

Y aunque su camino lo ha llevado a enfrentarse a peligros inimaginables, estaba consuelo en la forja. Era un recordatorio de que, sin importar cuán oscuras se tornen las circunstancias, siempre puede crear algo con sus propias manos, algo que simbolice su lucha y su esperanza.

La herrería no solo se convirtió en su oficio; se estuvo convirtiendo en parte de su forma de vida, su propia manera de darle forma al mundo, un arma a la vez, creando algo totalmente distinto a sus otras versiones, su propia forja. Mirar a sus otras versiones era como mirar en un espejo distorsionado. Cada uno de ellos era una manifestación de los mismos ideales, pero sus experiencias y sus decisiones los llevaron por caminos muy diferentes.

Primero está Emiya, o Archer, como Shirou lo conocía. Él era una advertencia viviente de en quien se podía convertir Shirou  si dejara que el cinismo y la desesperación dominaran su voluntad. Archer era su yo futuro, uno que ha visto la crueldad del mundo y ha perdido la esperanza en sus propios ideales. Su amargura era palpable, pero detrás de esa fachada endurecida, aún así reconoció su deseo de proteger a los demás. Era un recordatorio de que debía mantener la fe en sus principios, sin importar cuán difíciles se tornen las circunstancias.

Alter Emiya era una versión aún más sombría. Él fue corrompido por la Oscuridad, y en sus ojos tenia una distorsión total de sus ideales. Donde Shirou busco proteger, él buscaba destruir. Era un recordatorio escalofriante de lo que podría suceder si perdía por completo su camino, si era aplastado por sus propios ideales. Sin embargo, incluso en su estado corrompido, había un resquicio de los ideales que alguna vez sostuvo, lo que le daba esperanza de que, incluso en la oscuridad más profunda, siempre había una posibilidad de redención.

Luego estaba Muramasa, un espíritu heroico que había fusionado su propia esencia con la del hombre conocido como Emiya Shirou. Su habilidad como herrero era legendaria, y aunque sus técnicas y propósitos eran diferentes, pero compartían una profunda conexión con las espadas que forjaban. Muramasa le mostraba una perspectiva distinta del arte de la herrería y le enseño que la dedicación y el perfeccionamiento de una habilidad pueden trascender el tiempo y el espacio. Su presencia en su vida era una fuente constante de inspiración y aprendizaje.