Capitulo 54: Colisión: Rojo y Azul

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Pensamientos

Diálogos

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Jellal observó con una sonrisa irónica al hombre que acababa de declararse "el hueso de su espada".

Jellal: Así que finalmente estás aquí, Emiya. Me ahorras la molestia de ir a buscarte.

Shirou no respondió con palabras. En un instante proyectó una espada y la lanzó a toda velocidad, tan rápido que Jellal no pudo reaccionar, recibiendo un corte en la mejilla. Mientras Jellal tocaba la sangre en su rostro, Shirou se giró para ver a Erza, Simon y Natsu.

Shirou: Lamento haber llegado tarde.

Les dijo, con un tono solemne.

Jellal limpió la sangre de su mejilla, sin dejar de observar a Shirou.

Jellal: Me sorprende que todavía tengas tanta energía después de detener Etherion. Realmente arruinaste mis planes ahí.

Shirou, sin voltear a mirarlo, respondió fríamente:

Shirou: Ya tendremos tiempo para eso... Siegrain.

Simon, al oír esto, intervino.

Simon: No es Siegrain... él es Jellal. Siempre han sido la misma persona.

Pero Shirou negó con la cabeza y respondió con calma:

Shirou: Para mí, Jellal es el nombre de un amigo cercano. No pienso llamar a este hombre de la misma manera.

Con esa determinación, Shirou se acercó a Erza y le extendió la mano, ayudándola a ponerse en pie. Erza, con lágrimas en los ojos, lo miró intensamente.

Erza: ¿Por qué viniste? Sabes que Jellal esta pensando usarte como sacrificio. Ya hiciste suficiente deteniendo Etherion. Eres un tonto por arriesgarte tanto.

Dijo con voz temblorosa.

Shirou guardó a Onimaru y Odenta y, sin decir palabra, la envolvió en un abrazo, interrumpiendo lo que Erza iba a decir.

Shirou: No te preocupes, no seré ningún sacrificio... y tampoco dejaré que nadie muera en esta torre.

Murmuró con una voz suave pero firme—.

Shirou: Ya te lo dije antes, Erza. Ya no estás sola.

Al escuchar sus palabras, Erza sintió cómo sus tensiones se aliviaban, y asintió. Shirou entonces se acercó a Natsu, extendiéndole la mano.

Shirou: Vamos Natsu. No es momento para descansar.

Natsu, con su determinación renovada, tomó la mano de Shirou y se puso de pie, a pesar de sus heridas.

Natsu: ¡No estaba descansando!

Se defendió, esbozando una sonrisa.

Natsu: Solo estaba recuperando un poco de fuerza para poder patearle el trasero al sujeto del ojo tatuado.

Shirou sonrió al ver que, a pesar de todo, Natsu aún tenía fuerzas para seguir adelante.

Jellal, cada vez más impaciente, les lanzó una mirada fulminante.

Jellal: Ya me cansé de esta espera, Emiya.

Shirou le respondió con una expresión calmada pero desafiante.

Shirou: Si realmente quieres una pelea, echaré tu torre abajo.

Jellal apretó los puños y soltó una carcajada fría.

Espadas Entrelazadas: Destino Escarlata y Alma de AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora