Capitulo 33: Un mundo que no merece ser salvado: Espada vs Espada

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Pensamientos


Diálogos

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En otro lugar del castillo, Muichertach y Cathal se encontraban en la vasta y oscura sala del trono, el ambiente impregnado de una tensión inusual. Muichertach, con su semblante frío y distante, permanecía sentado en el suelo, con las piernas cruzadas, mientras Cathal observaba desde lo alto del trono, su mirada distante y calculadora.

De repente, la puerta se abrió con fuerza y un soldado entró apresuradamente, inclinándose con respeto ante Cathal, entonces el soldado comenzó a dar su reporte con su voz temblando ligeramente.

Soldado: Mi señor, tengo noticias. Tanto Dian como Buile... han sido vencidos.

Cathal soltó una carcajada, que resonó en las vastas paredes de la sala y dijo, con una mezcla de burla y satisfacción.

Cathal: Entonces, finalmente es el fin de las Cuatro Espadas Santas.

El soldado, visiblemente desconcertado, levantó la cabeza.

Cathal: ¡Eso es imposible, mi señor! Las Cuatro Espadas Santas... son invencibles.

Antes de que Cathal pudiera responder, Muichertach se levantó lentamente del suelo, mostrando su figura imponente e inquebrantable proyectando una sombra amenazante en la sala y dijo con voz monótona pero segura.

Muichertach: No hay nada malo en eso. Ellos ganaron porque son más fuertes. Eso es todo lo que importa.

Muichertach comenzó a caminar hacia la salida de la sala del trono, con sus pasos resonando con una calma inquietante. Cuando llegó a la puerta, se detuvo un momento y, sin mirar atrás, habló con una frialdad que helaba la sangre.

Muichertach: No hay ningún problema. Esa es la verdad del mundo. Los débiles mueren, mientras los fuertes viven alimentándose de ellos. No tienen que preocuparse... yo soy fuerte, y venceré a todos los magos. Le traeré a la princesa, señor Cathal."

El soldado, impresionado por la confianza inquebrantable de Muichertach, lo miró fijamente.

Soldado: Suerte en su batalla, Sir Muichertach.

Muichertach apenas le dedicó una mirada de reojo y con una expresión completamente indiferente exclamo.

Muichertach: Solo estaré fuera un rato. No tardaré.

Mientras Muichertach salía de la sala del trono, el soldado se volvió hacia Cathal, todavía conmocionado por la derrota de Dian y Buile. Cathal, sin perder la compostura, observó el espacio donde Muichertach había desaparecido.

Cathal: No te preocupes, yo le enseñé todo a Muichertach. La ideología de que solo los fuertes sobreviven y los débiles son prescindibles. Y gracias a eso, es el más fuerte.

El soldado lo miró con incertidumbre, aún incapaz de comprender completamente las palabras de su señor. Cathal continuó, con su voz adquiriendo un tono casi de admiración mientras hablaba de su aprendiz.

Cathal: Muichertach... ha dejado de lado toda emoción humana. No conoce el miedo, ni el dolor, ni el remordimiento. Eso es lo que lo hace imparable. Ha perfeccionado su técnica, superado cualquier debilidad, y se ha convertido en alguien invencible con la espada.

El soldado tragó saliva, comprendiendo lo que Cathal estaba sugiriendo.

Soldado: Entonces... ¿los magos no tienen ninguna posibilidad?

Espadas Entrelazadas: Destino Escarlata y Alma de AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora