Espadas Entrelazadas: Destino Escarlata y Alma de Acero

Capitulo 30: Si haces una promesa, protégela hasta la muerte.

Pensamientos

Diálogos

________________________________________________________________________________

El anunciador, con una voz resonante y llena de energía, se posicionó en el centro de la arena, levantando la emoción del público al presentar a los dos primeros contendientes del torneo.

Presentador: ¡Damas y caballeros! ¡Prepárense para un combate como ningún otro! ¡En esta esquina, tenemos a uno de los guerreros más temidos y respetados del reino, portador de una fuerza incomparable y conocido por su destreza con la espada! ¡Es el líder de las Cuatro Espadas Santas, el Rey Carmesí de las espadas, el invencible Cathal!

Las puertas se abrieron y Cathal entró en la arena con una actitud despreocupada, su imponente figura captaba la atención de todos. El sonido de sus pasos retumbaba en el coliseo mientras avanzaba hacia el centro del campo, cada movimiento suyo estaba lleno de confianza y poder. La multitud rugió con expectación, mientras Cathal alzaba una mano, saludando a sus seguidores con una media sonrisa.

Presentador: ¡Y en esta otra esquina! ¡El hombre que ha llevado el reino de Tesseram hacia la prosperidad! ¡Un guerrero que, en su juventud, se ganó el título de Espada Santa y llevo el titulo de la Espada de la Redención hasta que tomo la corona! ¡Él es su Majestad, el Rey de Tesseram, Aimlab Cuaran!

El público estalló en vítores y aplausos cuando el rey de Tesseram hizo su entrada. Con porte majestuoso, el rey avanzó hacia la arena, con su capa ondeando detrás de él. A su espalda llevaba una enorme espada Zweihänder, de unos 2.1 metros de largo y pesando cerca de 5 kilogramos. La espada, aunque de apariencia simple, era un arma imponente que no solo representaba poder, sino también la experiencia y la habilidad del hombre que la empuñaba. Mientras ambos contendientes se dirigían hacia el centro de la arena, Lyon observó atentamente la espada del rey.

Lyon: Esa espada... se ve bastante imponente.

Shirou, que ya había analizado la espada con su magia, respondió con calma:

Shirou: Es una espada común y corriente en términos de material. Pero no hay duda de que el rey ha perfeccionado su uso a lo largo de los años. La Zweihänder es una espada diseñada para atravesar y romper la guardia del oponente, más que para cortar. Aunque es raro ver a alguien usar este tipo de arma en un combate como este.

Erza, quien había estado observando también, asintió.

Erza: Ciertamente, no es común ver a alguien empuñar una espada así. Requiere una fuerza y una habilidad excepcionales.

Shirou: No subestimen al rey por el arma que usa. Él llevó el título de Espada Santa en el pasado, y no es un título que se obtenga fácilmente, al menos no por lo que hemos visto.

La tensión en la arena creció cuando ambos contendientes finalmente llegaron al centro. El rey desenfundó su Zweihänder con un movimiento firme y preciso, el Rey alzo su espada con facilidad a pesar de su tamaño y peso. Miró a Cathal con una expresión decidida y se dirigió a el con su voz resonando en la arena.

Rey Aimlab: Cathal, es hora de cumplir mi promesa. Hoy, te devolveré al buen camino. Cathal soltó una risa burlona, sin mostrar ningún signo de preocupación, desenfundo su espada, Stormbringer. La hoja negra de su espada brilló con un aura oscura, reflejando la peligrosidad de su portador y respondió a su majestad.

Cathal: Haz lo que puedas, viejo. Pero no creas que será tan fácil.

Ambos guerreros se prepararon para el combate, sus espadas brillaban bajo la luz del coliseo, y la multitud contuvo el aliento mientras el anunciador se retiraba para dar inicio al enfrentamiento. El choque de estos dos titanes estaba a punto de comenzar, y todos los ojos estaban puestos en la arena, esperando el primer movimiento que definiría el destino de Tesseram. El rey Aimlab y Cathal se encontraban uno frente al otro en el centro de la arena, las tensiones eran palpables en el aire. Antes de que el combate comenzara, el rey decidió intentar un último esfuerzo por hacer entrar en razón a su cuñado, así que con una voz firme pero cargada de una mezcla de preocupación y resolución se dirigió nuevamente a Cathal.