Capitulo 31: Aquel que encontró su lugar: Cazador vs Hielo

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Pensamientos

Diálogos

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Tras la muerte del rey, un profundo silencio invadió la arena. El grupo se mantuvo inmóvil, procesando lo que acababa de ocurrir. Finalmente, la princesa Máel se levantó, con las lágrimas aún fluyendo por su rostro. Se inclinó ante Shirou, y con su voz temblorosa pero decidida pidió con solemnidad.

Máel: Por favor, ayúdenme a salvar el imperio y a cumplir el último deseo de mi padre.

Shirou miró a Lyon, quien lo observaba en silencio, y le dio una orden clara:

Shirou: Lyon, congela al rey.

Lyon arqueó una ceja, un tanto sorprendido, y preguntó:

Lyon: ¿Por qué razón?

Shirou lo miró con seriedad y explicó:

Shirou: Un hombre como él merece un entierro digno. Es mejor mantener su cuerpo conservado para cuando el imperio sea salvado.

La princesa, al escuchar las palabras de Shirou, se inclinó una vez más, profundamente agradecida. Lyon, sin decir nada más, extendió su mano y formó un ataúd de hielo alrededor del cuerpo del rey, preservándolo en un cristal helado.

Erza, con su determinación habitual, se dirigió a Shirou:

Erza: ¿Cuál es el plan a seguir?

Shirou se tomó un momento para pensar antes de responder:

Shirou: Lo mejor sería buscar a Sir Froilan e intentar reunir al cuarto regimiento de caballería de nuestro lado.

La princesa asintió, apoyando la idea.

Máel: Sir Froilan es el caballero más leal del reino. Si alguien puede estar de nuestro lado, es él.

Hibiki, que había estado inspeccionando los alrededores, comentó:

Hibiki: He estado revisando el área y no hay nada fuera de lugar. Las Espadas Santas se retiraron al palacio.

Shirou, aún reflexivo, agregó:

Shirou: Aun así, algo no termina de sentirse bien.

Erza, siempre perceptiva, lo miró fijamente y preguntó:

Erza: ¿Qué piensas de Cathal, después de ver su pelea con el rey?

Shirou suspiró, recordando los movimientos calculados de Cathal.

Shirou: Es fuerte, sin duda, pero no me parece invencible. Este plan de tomar el reino... no parece lo suficientemente sólido. Seguramente hay algo más detrás.

La princesa, con una mezcla de preocupación y urgencia, se dirigió nuevamente a Shirou:

Máel: Entonces lo mejor será moverse rápido. No podemos permitir que Cathal consolide su poder.

Shirou y los demás asintieron, comprendiendo la urgencia de la situación. Decidieron ir a buscar a Sir Froilan, el hombre en quien la princesa depositaba su esperanza.

Antes de retirarse, la princesa se detuvo frente al ataúd de hielo que Lyon había creado para su padre. Con una mano temblorosa, tocó suavemente la superficie helada y, con una voz quebrada por el dolor, susurró:

Máel: Espérame, padre. Definitivamente salvaré el imperio.

Con renovada determinación, el grupo abandonó la arena, listos para enfrentarse a los desafíos que se avecinaban, mientras el cuerpo del rey descansaba en el frío abrazo del hielo, esperando el momento en que su reino pudiera ser restaurado. Al salir del coliseo, la princesa caminaba en silencio, su mente enredada en pensamientos oscuros y dolorosos, hasta que rompió el silencio con un tono teñido de tristeza y determinación.

Espadas Entrelazadas: Destino Escarlata y Alma de AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora