Capitulo 19: Nacimiento de una Promesa: Gān Jiàng y Mò Yé

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Pensamientos

Diálogos

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Shirou se encontraba en su casa después de regresar del gremio y haber conocido a Laxus. Se dejó caer en su silla, reflexionando sobre la actitud arrogante y desafiante del rubio. Laxus le recordaba a Gilgamesh, aunque solo en su comportamiento. El rey dorado se había ganado su actitud por derecho propio y debido a su inmenso poder. Shirou sabía que Laxus estaba muy por debajo de Gilgamesh, incluso sin conocer todas sus habilidades. Con estos pensamientos en mente, Shirou decidió moverse a su forja. Había pasado un largo tiempo desde la última vez que había trabajado allí, y ahora tenía un nuevo proyecto en mente. Erza le había entregado dos materiales especiales: hierro negro y acero carmesí. Erza le había dicho que le había costado mucho conseguirlos y que fueron bastante caros, pero esperaba que con ellos, Shirou pudiera forjar algo realmente increíble. Shirou se puso manos a la obra, encendiendo el horno y preparando sus herramientas. Mientras trabajaba, recordaba la conversación con Erza.

Erza: (Expectante) Espero que con estos materiales puedas forjarme algo realmente increíble.

Shirou: Dare lo mejor Erza no defraudare tus expectativas.

Erza: (Sonriendo) Realmente estas en ello eh... por cierto aquí están Onimaru y Mikazuki, realmente son espadas únicas, casi como si pudiera sentir su respiración, como si estuvieran vivas.

Shirou: (Sonriendo) Gracias por cuidarlas Erza, y te prometo que hare algo a la altura de Onimaru y Mikazuki. De momento creo que es hora de volver, he tenido un día bastante largo.

Erza: Se que haz tenido un día bastante intenso Shirou pero quería darte esto antes de que te retiraras.

Shirou: (Sorprendido) Hierro negro y este no se realmente que es.

Erza: Se llama Acero Carmesí, algunas de mis armaduras están hechas de este material.

Shirou: Ahora estoy realmente motivado, entonces me retirare Erza, gracias a ti ahora tengo bastante que hacer.

Erza: (Asintiendo) Solo no te sobre esfuerces, realmente no tengo prisa con esto, mientras no sea una carga para ti esperare pacientemente.

Shirou: No eres una carga Erza y espero que no pase mucho antes de que pueda entregarte este encargo.

Shirou se había comprometido a no defraudarla. Estudió los materiales con análisis estructural, determinando la mejor manera de combinarlos para crear las espadas perfectas para Erza. El hierro negro era conocido por su capacidad para acumular mana, mientras que el acero carmesí era extremadamente resistente y tenía una hermosa tonalidad roja.

A medida que trabajaba, su mente se despejaba y se concentraba completamente en la tarea. Cada golpe del martillo contra el metal, cada chispa que volaba, era un paso más hacia la creación de algo extraordinario. Sentía la familiar sensación de satisfacción y propósito que siempre lo acompañaba cuando trabajaba en su forja. El tiempo pasaba sin que Shirou se diera cuenta. La luna ya estaba alta en el cielo cuando finalmente decidió tomar un descanso. Observó los progresos realizados y sonrió, sabiendo que estaba en el camino correcto. Las espadas de Erza serían algo digno de su portadora. En ese momento, recordó las palabras de Laxus y la forma en que lo había desafiado. Shirou apretó los puños, decidido a demostrar su valía no solo a Laxus, sino a todos los miembros del gremio. Sabía que tenía mucho que aprender y mejorar, pero estaba listo para enfrentar cualquier desafío que se le presentara. Con una última mirada a las espadas en proceso, Shirou apagó el horno y salió de la forja. La noche era fresca y tranquila, y Shirou se permitió unos momentos para disfrutar del silencio. Mañana sería un nuevo día, lleno de nuevas oportunidades y desafíos. Y Shirou Emiya estaba listo para enfrentarlos con todo lo que tenía. Otro día comenzó con el sol asomándose por el horizonte, inundando de luz la casa de Shirou. Después de un desayuno ligero, se dirigió directamente a su forja. El recuerdo de las palabras de Erza resonaba en su mente: quería algo similar a Kanshou y Byakuya. Shirou sabía que estaba muy lejos del legendario herrero Gan Jiang y del precio que tuvo que pagar para forjar Kanshou y Byakuya. Sin embargo, también sabía que podía crear algo único y significativo. Mientras preparaba sus herramientas y encendía el horno, reflexionaba sobre la mejor manera de lograrlo. Kanshou y Byakuya eran espadas duales, inseparables, cada una complementando a la otra. Entonces, la respuesta se hizo clara: katanas. Dos katanas que se complementaran, una diseñada para proteger y la otra para avanzar, reflejando el equilibrio y la dualidad que Erza necesitaba en su vida. 

Espadas Entrelazadas: Destino Escarlata y Alma de AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora