𝗴𝗹𝗶𝗺𝗽𝘀𝗲 𝗼𝗳 𝘂𝘀.

𝟮𝟮

Después de haber tenido una platica tan íntima en donde ambos sentían sus almas desnudas ante el otro, Yuji por fin empezó a entender un poco más a Megumi gracias a que éste se dejó entender.

—¿Entonces dices que no mereces amor sólo porque no te amas?— preguntó totalmente anonadado, pues jamás había escuchado tal pensamiento. Y una vez más, demostrando lo complicado que era el pelinegro.

—Si, sé que suena tonto y— lo interrumpió su novio.

—No no, no para nada, nada de lo que sientes es tonto para de decir eso— le aseguro mientras sostenía con delicadeza el pequeño rostro de aquel ser tan precioso.

¿Yuji estaba entendiéndolo? Si, y Megumi estaba llorando. Nadie lo entendía pues ni él mismo lo hacía, no esperaba que nadie más lo entendería, era un concepto demasiado difícil de leer, pero Yuji estaba dando todo de sí para poder descifrar que es lo que pasaba en el infinito océano dentro de la cabeza de Megumi.

—Como digas— y soltó una pequeña risa entre sus lágrimas al sentir su corazón siendo abrazado por el de Yuji. —No sé que es lo que me ves, digo, tal vez sea que soy atractivo, pero ¿Qué más tengo además de eso? Te dejé de hablar por quien sabe que tanto tiempo y aún así sigues aquí— contó bajando un poco más el tono, pues estaba avergonzado de lo que hizo y Yuji solo agachó la cabeza.

Aceptamos el amor que creemos merecer.

—Basta con eso Megumi, ¿Por qué crees que vales tan poco? No eres solo una cara bonita, digo eres hermoso eres lo más irreal que he visto, me siento tan afortunado al poder estar con alguien tan hermoso como lo eres tú, a donde sea que vayamos todas las personas quedan hipnotizadas al ver a alguien tan, tan tú, todo de ti es hermoso, tu cabello, tus ojos que me vuelven loco con tan solo verlos, tus lindos y hermosos ojos que tienen el mar dentro de ellos, eres tan irreal— las intenciones de Yuji eran más que honestas y llenas de amor para poder hacer sentir bien a su novio, le daba halagos físicos sobre lo hermoso que era, pero ¿Qué hay de lo que él era? ¿Sólo era una cara bonita, no había nada más que eso? No, eso era todo.

—Gracias— se limitó a decir y se dio por vencido al creer que al fin alguien intentaba conocerlo más allá de su físico, que mal.

Aquella noche transcurrió algo incómoda, bueno solo incomoda por parte de Megumi.
No estaba acostumbrado a todo eso, besos en las mejillas sólo porque sí, abrazos todo el tiempo, caricias en su sedoso cabello, era mucho para alguien que creció siendo odiado por la única persona con la que vivía.

—Megumi— lo llamó —¿Qué quieres hacer?—

Irme de aquí —¿A qué te refieres?— ladeó la cabeza cuestionando.

—Si, ¿Qué quieres hacer de tu vida?— preguntó mientras miraba al cielo estrellado con alguna que otra nube y una hermosa luna que iluminaba el pálido rostro de ambos jóvenes amantes.
—Sé que aún somos jóvenes, pero el tiempo pasa demasiado rápido, a mi me gustaría graduarme y luego empezar una carrera, quizá como chef o dentista o quizá también viaje por todo el mundo y conozca demasiadas cosas, me gustaría ver el cielo desde todas partes del mundo y ver todos los océanos que existen, me recordarían a ti— Yuji tenía demasiados planes para el futuro, un futuro en el cual Megumi no quería vivir.
—¿Qué hay de ti?—

Otra vez el pelinegro no sabía que responder, claro que era normal no saber que hacer de su vida a los diecisiete años. Debería de graduarse del bachillerato y luego empezar una carrera profesional, trabajar, trabajar, trabajar y luego tratar de vivir una vida tranquila para después morir de viejo. Él no quería eso. Tal vez quería morir en algún futuro por sobredosis, pero la típica vida más jodida que la que ya tení, no quería vivirla.